Amparo Sánchez no solo es un ícono de la música española, sino también una referente de la lucha de las mujeres contra la violencia de género. Este año, la líder de Amparanoia lanzó la banda de sonido del libro “La Niña y el Lobo”, donde expone las agresiones, abusos y maltratos que padeció durante diez años por parte de su pareja. El material editado a través de su propio sello discográfico “Mamita Récord” propone un recorrido musical que comienza con el enamoramiento, pasa por el sufrimiento y el abandono del agresor, y finaliza con un himno de esperanza y agradecimiento a la vida.
La pandemia y las políticas de aislamiento establecidas en el país europeo no limitaron su pasión por el arte y, junto a sus músicos, grabó canciones para un futuro álbum. Además, comenzó a escribir un nuevo libro y trabajó en la difusión de flamantes artistas tales como la cantante guatemalteca, Sara Curruchich.
¿La música sigue siendo un motor para denunciar y visibilizar la violencia de género?
Todas las expresiones artísticas ayudan a nuestro empoderamiento y a concientizar a la sociedad, ya que algunos lo ven como una problemática muy lejana. En mi caso particular, escribí un libro con mi propia experiencia, que se editó también en Argentina y ahí me di cuenta del desconocimiento que había sobre el tema en personas que no lo habían tenido que pasar. Hay que entender que esta lacra no entiende de clases sociales, edad o profesión, sino que simplemente por el hecho de ser mujer estás en riesgo de padecer la violencia. Todo lo que podamos hacer las artistas suma y ayuda a visibilizar, a hablar del tema y a encontrar soluciones.
¿Cómo es la situación en España?
La violencia de género y los femicidios se han incrementado en esta época, en la que las mujeres tuvieron que convivir con su agresor a tiempo completo y eso es como una olla a presión que termina por explotar. Aquí se han realizado varias campañas y acciones, y el Gobierno publicó estadísticas hace unas semanas en la que se afirma que una de cada dos mujeres ha sufrido abuso sexual y maltrato de algún tipo. Así que las cifras siguen siendo alarmantes y preocupantes. Aquí tenemos un Ministerio de Igualdad y hay que darle un voto de confianza.
La pandemia expuso también la falta de reconocimiento a las tareas domésticas y de cuidado que realizan las mujeres. ¿Es igual allí?
La mujer española está como en todo el mundo, atendiendo el teletrabajo y cuidando a sus seres queridos. La desigualdad siempre ha estado ahí y en estos momentos de crisis es cuando aflora mucho más, porque se evidencia ese trabajo que hacemos tanto fuera como dentro del hogar. A muchas las ha sobrepasado la situación y me imagino que no ha sido nada fácil especialmente en las ciudades donde no tenemos ese contacto con la naturaleza, ha sido bastante duro. En mi caso al ser mi propia jefa y poder manejar y gestionar mis propios tiempos fue diferente, pero he sido consciente de que no fue así para todas.
¿Es viable pensar en un cambio a futuro?
Creo que para que haya un cambio real tiene que haber un reconocimiento en nuestro trabajo, donde cobramos cerca de un 27 por ciento menos que los compañeros ante una misma tarea, por lo que hay que avanzar en este tema. Y por supuesto en casa conseguir una conciliación. Hay muchos hombres que comparten nuestra mirada feminista, pero aún queda mucho por hacer. Podemos ser positivas y decir que poco a poco va cambiando, pero sabemos que tiene que haber mucho esfuerzo desde las instituciones y la sociedad.
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