El 16 de septiembre de 1976, en uno de los períodos más oscuros de la historia argentina, diez estudiantes secundarios de La Plata fueron secuestrados. Habían participado en las movilizaciones que reclamaban el BES -Boleto Estudiantil Secundario- en la primavera del 75. En ese momento los y las jóvenes lo habían conseguido, pero a partir del 24 de marzo de 1976, cuando se derrocó el gobierno democrático, el gobierno militar de la provincia de Buenos Aires fue quitándoles paulatinamente ese beneficio. Por un tiempo no se habló de su militancia, pero con el tiempo comenzó a reivindicarse la pertenencia de varios de ellos y ellas a organizaciones de la juventud tales como la UES -Unión de Estudiantes Secundarios- y la Juventud Guevarista, entre otras.
No hay excusas para el sadismo inconcebible de quienes ejercieron un grado superlativo de violencia sobre aquellas chicas y aquellos chicos. Ninguno superaba los veinte años. Eran Daniel Alberto Racero (18 años), María Clara Ciocchini (18 años), Francisco López Muntaner (16 años), Claudio de Acha (17 años), Horacio Ungaro (17 años), María Claudia Falcone (16 años), Pablo Díaz (18 años), Gustavo Calotti (18 años), Emilce Moler (17 años) y Patricia Miranda (17 años). Todos y todas sufrieron torturas y vejámenes en distintos centros clandestinos de detención diseminados por el Conurbano bonaerense. Seis de ellos continúan desaparecidos, y solo cuatro sobrevivieron a la barbarie: Pablo Díaz, Gustavo Calotti, Emilce Moler y Patricia Miranda.
El operativo fue realizado por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y la Policía de la provincia de Buenos Aires, entonces dirigida por el general Ramón Camps, quien calificó al suceso como “lucha contra el accionar subversivo en las escuelas”.
Durante el Juicio a las Juntas Militares de 1985 el episodio -uno más entre tantos crímenes de lesa humanidad de la dictadura-, alcanzó difusión cuando Pablo Díaz, uno de los jóvenes de aquella noche terrible, contó su historia ante la justicia; al año siguiente, el libro y la película llevaron “La noche de los lápices” al conocimiento de muchas más personas.
En 2006, bajo la Presidencia de Néstor Kirchner, se instituyó el 16 de septiembre como el “Día Nacional de la Juventud”, con el objetivo de “reivindicar la militancia y el compromiso de aquellos jóvenes que fueron desaparecidos en la última dictadura militar argentina”. Lamentablemente, los chicos y las chicas de la Noche de los Lápices no fueron los únicos: durante la dictadura fueron desaparecidos más de dos mil adolescentes, entre los que se contaban más de dos centenas de estudiantes secundarios.
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