El viernes 12 de julio Carlos Ulanovsky1 fue uno de los invitados especiales al 12º cumpleaños de Radio UNLa: periodista, escritor, docente, crítico e historiador de los mass media, durante más de una hora Ulanovsky compartió conocimientos, datos, anécdotas y su acostumbrada cordialidad en el aire de nuestra radio.
Después, al sol de un día de invierno, conversó con Viento Sur sobre la TV de antes y la de ahora, sobre sus primeros libros, y sobre el rol de los medios de comunicación en la determinación de los rumbos de una sociedad.
¿Cuál fue tu primer libro?
Mi primer libro fue sobre Palito Ortega2. Era el año 69, recién salía la editorial Galerna y Guillermo Schavelzon, que estaba ahí, quería empezar a sacar una colección de biografías: le encargaron a Alberto Sperati una sobre Astor Piazzolla y a mí, una sobre Palito Ortega. Yo lo conocía, lo había entrevistado varias veces para Confirmado, así que hice el libro con muchos testimonios y mucha información; pero en el medio algo pasó, él se enojó y judicializó la salida del libro, alegando que la foto de tapa, que como el nombre “Palito Ortega” era marca registrada, había sido publicada sin su autorización. Un juez le dio la razón, el libro fue prohibido y lo más cruel es que fue quemado en un juzgado de Vicente López; es un libro muy chiquito, yo tengo solo un ejemplar. Se pagó el precio de la inexperiencia, Galerna era una editorial que recién empezaba.
¿Cómo nació el siguiente, TV Guía Negra, escrito con Sylvina Walger?
Entre el 71 y el 73 yo trabajaba en La Opinión y Sylvina Walger en el diario peronista Mayoría. A Daniel Divinsky, de Ediciones de la Flor, se le ocurrió juntarnos y armar un libro con las crónicas de televisión que ella hacía en Mayoría y con las que yo hacía en La Opinión. En 1976 yo volví a vivir a la Argentina después de estar en México un año y medio —era un momento horrible, después me volví a ir—, pero mientras estuve acá hice un libro gracias a la iniciativa de Antonio Carrizo, un buen amigo mío: la TV argentina cumplía 25 años, así que ese libro, que hice solo, se llamó Televisión argentina 25 años después. Era una especie de mezcla de cosas que sabía, cosas que había averiguado, cosas que ya había publicado en TV Guía Negra, etc. Y luego creo que hice Estamos en el aire en 1997, si no me equivoco.
Cuando se publicó TV Guía Negra era muy gratificante encontrarse con un libro que iba un poco más allá hablando de comunicación masiva…
Era un libro raro, TV Guía Negra. En ese momento yo adscribía a la teoría de que los medios de comunicación eran lo peor que ocurría en el mundo: entre los Apocalípticos y los Integrados de Umberto Eco, yo estaba entre los apocalípticos. En el libro yo decía que “los medios de comunicación eran el mal de la época”. Ahora no pienso así, pero igual creo que son una mierda los medios de comunicación.
Al menos lo que estamos viendo… Hoy dos temas ocupan las primeras planas: uno, el “fenómeno” Gran hermano y el auge de los reality shows; otro, el tratamiento del caso del nene de la provincia de Corrientes.
Yo creo que la cosa no empieza ahí: que en todo caso son culminaciones. Creo que todo empieza a cambiar cuando llega la CNN: ahí toda la TV del mundo empieza a cambiar, empieza a mirar para afuera, empiezan a ser importantes las noticias, se instalan incluso los canales de noticias, y la televisión se vuelve mucho más ligera, mucho más banal, mucho más entregada a la noticia y a la información diaria, y pierde el encanto de la primera época. Entre 1951 y 1960, cuando Canal 7 reina en soledad, es la escuela de todas las cosas en la Argentina: ahí se hizo con el concepto de ensayo y error lo que sería el formato de la televisión argentina. Ahí tuvieron nacimiento absolutamente todos los géneros: se televisó el primer partido de fútbol, el radioteatro se volvió teleteatro, el noticioso de la radio se volvió el telenoticiero… Y después vino algo muy interesante, la época de la industria argentina de televisión, que llegó a emplear a 15 mil personas. A partir de 1960 llega primero Canal 9, después Canal 13, Canal 11, a los seis años Canal 2, y eso generó una industria de televisión con formatos internacionales tales como las telenovelas.
¿Y después de esa etapa?
De repente llegó la parte siguiente, lo que yo llamo “la televisión de la pobreza”, o sea la televisión que todavía está vigente: la televisión del magazine, la televisión del panelismo, la televisión que prácticamente no produce. Una televisión casi 24 horas en vivo muy conectada con la noticia del momento; una televisión demasiado urbana que le sirve muy poco a la gente del interior, porque no respeta el medio de cercanía y genera un tipo de televisión muy parecido en todo el país, en donde hay muy poco localismo o directamente no lo hay. ¿Qué le puede importar al tipo que vive en Esquel o en Chubut o en algún lugar fronterizo, qué es lo que pasa a la una del mediodía en Florida y Corrientes? Eso es lo que es la televisión actual. Ademas es muy rara, porque es una “televisión de monitores”: exhibida en monitores sin sonido, solo se explica por los videographs o “zócalos”. Yo me acompaño sobre todo con programas deportivos pero cada vez me pudren más porque son siempre iguales, y además casi enteramente dedicados a Boca y a River. Es una televisión para pocos. Y ahora además, está el furor del streaming que tiene mucho que ver con la pobreza, con la precarización… Es una TV que solo se monetiza a través de la cantidad de gente que la ve. A lo mejor de eso nace una nueva televisión.
La ficción en televisión abierta ya no existe.
Es una pena la falta de producciones genuinas. Ahora fueron absolutamente devoradas por las plataformas, las únicas que tienen el dinero suficiente como para producir un teleteatro, una telenovela, un libro. Otra cosa: la televisión primero empieza, a partir de un momento dado, a ser para pocos porque empiezan los formatos pagos y eso también es una limitación, casi te diría que intolerable. Creo que eso va a ser peor, se va a acentuar, y eso nos va a impedir ver una cantidad de cosas por lo menos en vivo, en directo. La televisión abierta fue muy democrática, fue para todos, pero ahora no es para todos. Yo creo que ese es el gran fenómeno.
Antes hablamos de Apocalípticos e Integrados. ¿Hasta dónde pensás que influyen realmente los medios de comunicación, por ejemplo en una elección presidencial como la que tuvimos a fines del año pasado?
Durante años pensé que la televisión o los medios en general eran muy poderosos, casi omnímodos. Luego vino ese fenómeno de la vuelta de Perón en el 73 después de 18 años de proscripción, en los que hubo años en los que ni siquiera se podía mencionar su nombre. Ahí empecé a cambiar un poco mi idea sobre el poder de la televisión. Empecé a pensar que había una especie de ríos subterráneos que de alguna manera respetaban la historia. Ahora pienso bastante parecido a eso. Si vos me preguntás si Milei accedió a la presidencia porque fue panelista de muchos programas, te diría que no, pero sí te digo que Milei tuvo la facilidad de haber sido panelista en muchos programas, y eso le permitió que lo conociera mucha más gente. Pero yo creo que si es presidente ahora tiene que ver con otras cosas, por ejemplo con los 18 años de proscripción del peronismo y con el odio que le tienen muchos sectores al movimiento, y yo creo que en eso, la verdad, la televisión no tiene ninguna responsabilidad. A lo mejor tuvieron más responsabilidad las prédicas de algunos grupos de medios.
1 Para quien quiera escucharlo semana a semana, Carlos Ulanovsky está conduciendo actualmente su histórico ciclo Reunión cumbre por radio El Destape (https://www.eldestapeweb.com/eldestaperadio).
2 Palito Ortega, indagación de un ídolo– Editorial Galerna, 1969.
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