“Gracias a la vida por darme este momento”, dijo Jean-Luc Melenchón en el Aula Magna de la UNLa, y comenzó a dictar su primera clase magistral como Profesor Honorario de nuestra universidad. Poco antes había recibido de manos de la rectora Ana Jaramillo el correspondiente diploma y una rastra de plata, y se había conmovido al cantar La Marsellesa interpretada en el piano por el maestro Miguel Ángel Estrella. En el auditorio seguían atentamente la ceremonia el exembajador argentino en el Estado Plurinacional de Bolivia Ariel Basteiro y la exembajadora en el Reino Unido Alicia Castro, además del vicerrector Nerio Neirotti, la comunidad universitaria de la UNLa y público en general.

La visita de Melenchón a la UNLa se enmarcó en una gira latinoamericana que lo llevó a México, Uruguay, Brasil y la Argentina: en Brasil visitó a Lula en prisión, en la Argentina se reunió con Cristina Fernández de Kirchner y la gente de Mundo Sur. Melenchón, que habla un español heredado de su abuelo de esa nacionalidad, señaló que su viaje a América Latina no fue para enseñar sino para aprender. “Aprender de ustedes, de Borges, la ubicuidad fundamental de la humanidad -le dijo al auditorio argentino que tuvo el placer de escucharlo en la UNLa-. Somos tan diferentes, pero sabemos que somos semejantes”.

En años más o menos recientes el líder de Francia Insumisa -la agrupación de izquierda con la que obtuvo 7 millones de votos en las elecciones presidenciales de 2017, el 19,58% del padrón- acompañó en la Argentina a dos testigos francoargentinos que habían estado detenidos en el CCD El Vesubio y prestaron declaración en el juicio a Viola. Hay “veinte detenidos-desaparecidos francoargentinos que son para siempre la luz y la gloria de mi Patria” dijo Melenchón como preámbulo a la lectura de los nombres y apellidos de todos ellos, incluidas las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet. “No hay otro camino que el compromiso político para participar en la renovación total del mundo -dijo luego. Y rescató “a las ‘Madres Locas’ que nos enseñaron que la vida es más fuerte que la muerte si el ser humano se compromete”, para concluir en una definición de lo que llamó “Humanismo fundamental: construirse comprometiéndose”.

Melenchón es también un activo defensor de la ecología y un gran admirador de nuestro subcontinente: “sale de América del Sur una ola de rechazo contra los grandes poderes”, dijo sobre el final de su clase magistral.

Lula, Macron, Macri, Mercosur

Después del acto el filósofo y político francés respondió a varias preguntas. Si bien en un primer momento había pedido expresamente no dar respuestas referidas a su país, muy pronto demostró no tener ningún problema en compartir sus opiniones incluso sobre el tan promocionado acuerdo UE-Mercosur.

¿Mañana va a visitar a Lula?

Sí. Es un momento importante para mí, en el plano humano. Considero a Lula antes que todo como un ser humano, un semejante y un amigo. Lula es una figura muy importante en nuestro mundo, en nuestra familia ideológica y cultural: entonces, que esté preso parece una cosa increíble, y ¿por corrupción?, una cosa totalmente imposible. Pero es la primera víctima y la figura más conocida de este lawfare que hoy en día estamos descubriendo que es un método político en el mundo entero. Yo me desperté este verano y me di cuenta de que me estaban haciendo un juicio político también en Francia. Yo no lo creía, pero me llamaron el 17 de septiembre para condenarme; no para hacer un juicio, sino para condenarme. Es el lawfare en Francia, el último rincón del mundo donde se pensaba que se podía organizar un lawfare.

A Lula voy a verlo como amigo, voy a verlo para que él me dé fuerza y también por amor con el pueblo brasilero. Siento esta forma de fraternidad con América Latina porque soy hecho de esta madera. Yo soy un heredero de Lula, como toda nueva izquierda europea somos herederos de la ola inicial que empezó en Brasil con el PT. Y después hubo otras formas, otros países, cada uno dando algo nuevo. Aquí (en la Argentina) fue el “que se vayan todos”, la deconstrucción nacional, echar al FMI, al Banco Mundial, recuperar la soberanía nacional, sacar miles y millones de gentes de la pobreza. Eso lo demostró el kirchnerismo. Y no sé cómo por esos azares de la existencia vengo acá y hay una crisis financiera… ¡inmensa! Pero lo más interesante en esta crisis es su origen: la culpa la tiene el FMI, el Fondo Monetario Internacional, que prestó acá el 61% de todo lo que prestó al mundo; el FMI encabezado por la señora Lagarde. Ella aceptó dar tanto dinero a un país sin otra garantía que la palabra del señor Macri, y sin que el parlamento de este país haya votado ni una sola vez. Esta gente piensa que la democracia no sirve para nada. Así es el mundo. Macri sí, fue electo, pero no pienso que los argentinos lo hayan designado como rey. Fue electo como presidente de una nación democrática en la cual hay un presidente, un parlamento, diputados, senadores, etcétera. Y con un funcionamiento resultante de una organización de los poderes públicos. No niego que él tenga legitimidad, la tiene, claramente. Si hay un país donde hay un monarca presidencial es el mío, porque yo no creo que el presidente Macri tenga tanto poder como el que tiene el “señorito” Macron.

¿Por qué cree que Lagarde le dio semejante apoyo al gobierno de Macri?

Los argentinos piden saber dónde está todo ese dinero, que es mucho, ¿eh? En tres años el FMI giró más que en todo el pasado. Pienso que los Estados Unidos querían contentar a Macri para que, después de la ola izquierdista, progresista, se viera un momento liberal con éxito. Y entonces pagaron para que en contra de la naturaleza y la realidad económica de este país hubiera un crecimiento que pareciera espontáneo, pero no lo es.

¿Por eso se fue Lagarde del FMI?

No sé. No la conozco bastante. La conozco como una mujer de derecha y muy malintencionada con todos los temas sociales, y ahora como banquera central va a explicar que hay que tener cuidado con el dinero, que la deuda de un Estado es insuperable, que hay que liberar las energías, rebajar los derechos sociales… Bueno, el reino que conocemos en el mundo entero.

¿Cuál cree que va a ser el impacto de un eventual triunfo de Fernández en las elecciones argentinas?

Benéfico, porque va a cambiar la política de este país en favor de los desempleados, de los pobres, de los trabajadores. La realidad de un país es la gente que vive en ese país, no hay otra. Pero, antes de ver el éxito que esperamos todos, hay que ver el fracaso que está ocurriendo. Porque el fracaso argentino puede perturbar la economía del mundo entero. No es un evento localizado para los pobres argentinos que están acostumbrados a que les roben todo su dinero cada veinte años. No, esto impacta en el mundo entero porque estamos en un momento muy especial en donde hay una amenaza de recesión, y como es una profecía autorrealizada puede cumplirse. Lo que está ocurriendo en la Argentina puede crear una ola de pánico porque la de Argentina no es una pequeña economía, es una economía importante en la región, es importante en el mundo. No sé lo que van a hacer los brasileros, a ellos esto los impacta también.

Usted va mañana a Brasil, país que preside Bolsonaro…

Sí, y quiero entrar y salir libre de Brasil entonces soy muy cuidadoso, pero lo que quiero decir es que no soporto que el presidente Bolsonaro haya hablado de una manera tan desgraciada de la esposa del presidente francés. No hay ningún caso en el cual se puedan despreciar los seres humanos, cualquiera sea la posición política. Yo sé que hay muchísimos brasileros que piensan como nosotros. No es una forma francesa de respuesta. Es una forma de respeto humano. Pero el poder capaz de encerrar y encarcelar a Lula es capaz de todo.

¿Con Cristina Kirchner hablaron del acuerdo Mercosur-UE?

No puedo decir de qué hemos hablado porque fue una entrevista amistosa. Sí puedo hablar de mis compañeros uruguayos: ellos no son opositores al tratado y comprendo por qué: es una economía muy estrecha y hay un modelo según el cual hay que producir siempre más, y cuando una proporción tan grande de lo que se produce en Uruguay es para los chinos, bueno, se comprende. Nosotros no queremos este tratado. Quiero que se distinga muy claramente entre “libre intercambio” y “cooperación”. La gente piensa que es lo mismo, que hacemos libre intercambio porque amamos a los otros, porque vamos a compartir lo que producimos: pero eso no tiene nada que ver con libre intercambio, eso es cooperación. El libre intercambio quiere decir que al final tiene el premio el más fuerte, el que paga menos y respeta menos a la naturaleza. Hay que acabar con la gran mudanza del mundo. Cuando quieren hacer ese tipo de acuerdos, decir que el planeta entero es un lugar donde hay que producir siempre más de manera siempre más especializada reduciendo las matrices productivas de cada uno de nuestros países… creo que es un error, antes que nada ideológico. Soy un total opositor a las consecuencias de este modo de organización del mundo, que al final quiere decir rebaja de los salarios y saqueo de la naturaleza.

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