El miércoles 28 de junio se presentó en la sala Cafiero de nuestra Biblioteca Rodolfo Puiggrós el libro “Guía para la escritura de Trabajos Finales Integradores”, producto de un trabajo articulado entre la Dirección de Pedagogía Universitaria (DPU) y la Dirección de Biblioteca y servicios de documentación. Dicha guía fue elaborado por Adela Castronovo, Sandra Leiva, Adriana Fernández, Diego Picotto, Javier Areco y Nicolás Brignoli.
La idea de esta guía es acompañar a los y las estudiantes que se encuentran en la última etapa de sus carreras de grado y de especialización (posgrado), en la tarea de elaboración de sus Trabajos Finales Integradores. Se trata de un trabajo de orientación, una guía que ayude a articular la comunicación de un conjunto de saberes y de prácticas en un texto complejo, como parte de una labor que requiere de tiempo y constancia, además del manejo de un conjunto de conocimientos específicos sobre cómo llevar a cabo este trabajo y cómo presentarlo por escrito bajo la forma pertinente. Apunta a reflexionar puntualmente sobre esta última cuestión y es el resultado, por un lado, del trabajo de parte del equipo de Investigación de un Proyecto deInvestigación Científica y Tecnológica Orientado (PICTO) denominado “Las condiciones de producción en la elaboración de Trabajos Finales de grado y posgrado” y, por otro, del trabajo sostenido conjunto con parte del personal de la Biblioteca Rodolfo Puiggrós de la UNLa.
Este libro es la concreción de una tarea en equipo que lleva varios años. Por un lado, los temas vinculados a la lectura y a la escritura han ocupado un lugar significativo en las acciones llevadas adelante desde la DPU. En el desarrollo del Curso de Ingreso, en espacios de tutorías, en las diferentes materias, en articulación con docentes, en espacios de capacitación en el marco del Programa de Capacitación Docente de la Universidad Nacional de Lanús (PROCADO), en participación en congresos, siempre, la problemática de la lectura y la escritura ha estado presente. A partir de un proceso de revisión curricular que se inició en 2015 se incluyeron espacios de lectura y escritura en algunas carreras y también como instancias departamentales. Este mismo proceso permitió definir a los espacios de trabajo entre docentes y estudiantes como espacios curriculares, es decir espacios de formación, que las carreras de grado fueron incorporando como tales hasta hoy.
Entre las producciones escritas sobre el tema, se encuentra una que, con el mismo título, constituyera un módulo de la Especialización en Abordajes integrales de las problemáticas comunitarias. Dicho módulo, editado en 2005 por el Ministerio de Desarrollo Social y escrito por Castronovo y Picotto, se constituyó en material de consulta de otras carreras.
Durante 2021 y 2022 el equipo vino desarrollando encuentros con docentes de Talleres de Trabajo Final Integrador (TFI) de las carreras de licenciatura y con docentes de los Talleres de TFI y Tesis de los posgrados. En esas circunstancias y a partir del trabajo de intercambio se visibilizó la necesidad de contar con un material actualizado que acompañará a docentes y estudiantes en el proceso de escritura de los TFI.
La lectura y la escritura como prácticas universitarias
El desempeño como docentes de diversos espacios curriculares permite reconocer los trabajos que se han venido desarrollando desde los años 80 acerca de la lectura, la escritura y la cuestión de la alfabetización en todos los niveles educativos. Diversas son las investigaciones y los posicionamientos teóricos sobre conceptos en estos temas y sus implicancias pedagógicas. Los recorridos formativos de cada uno de los miembros del equipo han permitido aunar criterios para abordar las propuestas de acompañamiento, antes mencionadas, desde una concepción de alfabetización académica en la que la lectura y la escritura fueran desarrolladas en contextos situados de enseñanza, en contraposición con propuestas de abordajes a través de ejercicios descontextualizados. Es así que siguiendo las líneas de investigaciones de Lerner. D (2001); Carlino, P (2002) entre otras, se plantea, como ya se mencionó, la necesidad a nivel institucional de pensar la enseñanza de la lectura y la escritura como prácticas universitarias en el marco de las asignaturas, con el fin de promover el aprendizaje de los contenidos en ese trabajo de interacción con la bibliografía específica y la producción de textos propios.
Leer y escribir en contextos específicos, y reflexionar sobre ello con la colaboración del docente, brinda la oportunidad de promover y fortalecer en los/las estudiantes procesos metacognitivos que les permiten comprender y comunicar los desarrollos teóricos y prácticos de las asignaturas. Es en este sentido que reconocemos la función epistémica de la lectura y la escritura en tanto objeto de enseñanza y de aprendizaje en la formación del estudiante universitario. Que la universidad promueva espacios de reflexión sobre “lo que se lee y lo que se escribe” permite adquirir, además, las particularidades gramaticales propias del género discursivo, favoreciendo así la comprensión de los textos que abordan los temas y problemas en cada asignatura.
Los espacios curriculares de Taller de elaboración y/o producción de Trabajo Final Integrador fueron asumiendo el lugar para la elaboración de los proyectos que los estudiantes se proponen realizar para la finalización de su formación. Estos trabajos adquirieron, con el tiempo en función del perfil de cada carrera, distintos formatos: proyectos de investigación con su correspondiente elaboración de tesis; proyectos que se orientan a la elaboración de un producto que es acompañado de su correspondiente comunicación escrita; trabajos de sistematización de experiencias vinculados a espacios de participación en el desarrollo de prácticas preprofesionales; informes de avance y final de investigación que elaboran los estudiantes que participan de proyectos de investigación institucionales junto a docentes de la carrera a la que pertenecen. Todas estas producciones utilizan distintas formas y estilos en su producción escrita dada su relación con el tipo de escritura que asumen los distintos campos disciplinares e interdisciplinares de las carreras en los procesos formativos.
De este modo, la Guía para la escritura presentada constituye un aporte para la práctica de enseñanza en los espacios curriculares, dado que recupera aquellos aspectos sobre los que los y las estudiantes se preguntan a la hora de pasar al acto de escritura con el objetivo de comunicar una experiencia, y/o producir o reactualizar significados vinculados a su futuro quehacer profesional. Esta guía resume de un modo sistemático y sistematizado los elementos necesarios para acompañar los procesos de ajustes de las escrituras de nuestros/as estudiantes.
El libro plasma la tarea cotidiana en las aulas y la biblioteca
La forma de elaborar esta guía fue reflejar el trabajo en equipo y la articulación de la alfabetización académica y la informacional, sustentada por los bibliotecarios. En ambos casos, la idea fue plasmar en este libro impreso que también va a estar disponible en formato digital, la tarea cotidiana que se realiza en las aulas y en la biblioteca.
En relación a la propuesta de la Guía, la misma presenta una estructura organizada en partes, cada una de las cuales responde a un núcleo temático:
- Parte I: presenta un desarrollo en torno al tema.
- Parte II: presenta un desarrollo en torno a la estructura o al modo de organizar la información del texto.
- Parte III: aborda las cuestiones en torno al estilo. Es decir, cuestiones sobre el enunciador, las referencias, notas al pie, abreviaturas, pautas para la redacción de textos académicos, presentación formal, etc.
- Anexo: esta parte final trata sobre aspectos normativos del lenguaje y referencias bibliográficas.
Es importante destacar que esta perspectiva de trabajar la producción de textos como parte del proceso de enseñanza y de aprendizaje de los/las estudiantes nos permitió reconocer las particulares formas de producción de los sujetos. Reconocemos allí la noción de voz propia.
Entendemos por voz propia la conquista de un lugar de enunciación que parte de problematizar la relación entre escritura y producción de conocimiento. La conquista de la voz propia es el horizonte que permite pensar la escritura en términos epistémicos como un proceso de singularización del pensamiento. El pensamiento se vale de la escritura para pensar; es decir, existe una relación del sujeto que escribe con el objeto de investigación, de estudio, que de ningún modo puede ser reducida a una impersonal objetividad científica que bloquea la puesta en juego de la propia subjetividad en la producción de conocimiento. La escritura acompaña, posibilita este proceso creativo al que llamamos pensamiento a lo largo de todo el proceso de elaboración del TFI, desde los primeros esquemas, bocetos y cuadros, hasta la versión última de este borrador que leen los jurados, versión que ya se considera lograda y presentable pero que, en tanto tal, será reescrita una y mil veces más.
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