La vida siempre es más poderosa que la teoría”

Goethe

Los diarios inventan la mitad de lo que dicen. Y si a eso le sumamos que no dicen la mitad de lo que pasa resulta que los diarios no existen”

Mafalda (es decir, Quino)

Uno ha escuchado con lujo de detalles los progresos que ha generado la informática con el “prendo y apago” del principio de la digitalización. Sabe hoy día que Smarmatic puede hacer un fraude informático en una elección y hasta puede influir en el voto de hasta un 6% desbalanceando cualquier paridad. Ya escuchó uno hablar de la Cambridge Analytica y la enorme cantidad de datos que se tienen en cuenta a partir de la información que la misma gente proporciona al utilizar Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, Telegram, TikTok, etc. Sabe que Google es, digamos, Dios, que contesta todas las preguntas de la vida, la filosofía, la historia, las recetas dulces y saladas, y cómo hacer bizcochitos de grasa.

Sin embargo eso es solo el pre-presente. Porque en cuanto la cuántica se introduzca en los aparatos que manejamos con las nuevas tecnologías, una computadora o un ordenador cuántico pueden calcular -cargándole todo tipo de datos sobre las características de uno, de qué signo es, qué enfermedades tuvo, cuánto vivieron sus padres y abuelos, de qué equipo deportivo es simpatizante, etc.- qué día y a qué hora el cuerpo de uno lo abandonará para iniciar una nueva etapa en su cuantum.

(Quiero advertir que no adhiero a las teorías que suponen que con todos esos datos nos van a manipular, controlar, convencer, dirigir mansamente a votar contra nuestros propios intereses, de una manera lineal).

Historia antigua

Siempre los medios hegemónicos tuvieron la misma capacidad y poder para influir en la sociedad, ya sea para instalar una moda en la vestimenta como para instalar “zonas liberadas” del Primer Mundo -McDonald´s, Starbucks- y nuevas ideas: por ejemplo, que la tierra es plana. Siempre el “poder” tuvo herramientas mediáticas para orientar a la sociedad hacia determinadas ideas y situaciones, generando inclusive una sensatez inducida.

Siempre fue así.

Los aportes de las nuevas tecnologías, el acopio extraordinario de datos acerca de las personas han llenado la canasta de herramientas de manipulación, como se hizo siempre. Los diarios cumplieron ese rol. Cuando no había otra cosa, fueron los mensajes pintados en las paredes o el uso profesional del rumor. Después la radio fue el gran medio para difundir figuras, cuestiones familiares con los radioteatros, situaciones de lucha social entre pobres honrados y poderosos desalmados, y demás. También el cine: la fascinación del color, la promoción de estilos de vida, modas, artefactos, trucos que aumentaban la realidad hacia la fantasía. Antes, las galas; siempre el colegio, la comunidad religiosa, el rol rector de las familias poderosas.

Reacción y creación populares

Pero el pueblo, sus comunicadores, humoristas, periodistas, dibujantes de comics e historietas, militantes políticos contestatarios ante la colonización cultural, hicieron conocer su punto de vista opuesto. Todos lucharon por la hegemonía, la civilización, la construcción del propio mundo, de cada comunidad. Generaron su punto de vista en base a sus experiencias y aportaron al criterio global entre los pueblos y las naciones.

La prensa escrita como La Nación, tribuna de doctrina de Bartolomé Mitre enrolada en los intereses de la oligarquía aliada a Gran Bretaña, era socio del poder de dominación. Pero los socialistas, a su vez, los enfrentaban con sus panfletos y periódicos como los del “Grupo de Boedo”, como Los Pensadores, la revista Claridad dirigida por Elías Castelnuovo, o el comunismo argentino con El Escarabajo de oro, El Grillo de papel, Tiempos Modernos. El peronismo en los 50 se desplegó con El Líder; con De Frente de John William Cooke, y en la Resistencia con Palabra Argentina, con Alejandro Olmos, y El 45 con Arturo Jauretche a la cabeza. Todo ellos aportaron a la explicación y promoción del cambio de parámetros culturales de una sociedad que hacía eje en el amor, en la industria y el trabajo, en la universidad gratuita, en la felicidad del pueblo y la igualación de clases, y no en la apropiación de los bienes comunes de la sociedad a favor de una “nobleza” impostada por el Foreign Office, estrategia de Inglaterra para conducir la Argentina. Los Montoneros tuvieron publicaciones exitosas como El Descamisado –llegó a tirar 300.000 ejemplares-, el diario Noticias o la agencia ANCLA de Rodolfo Walsh.

Las historias repetidas de generación en generación estableciendo autarquías ideológicas a través del cine y la TV, apoyando la literatura popular, ampliadas por la historieta dibujada, se ocuparon de instalar en el imaginario popular sus prototipos culturales. La supremacía del blanco anglosajón sobre el tercer mundo de Tarzán; la lucha guerrillera de Robin Hood para reinstalar al verdadero rey, el más noble, y no el tarado de Juan, su envidioso pariente; las hazañas de El Zorro para burlar al ejército español y devolverles a los mexicanos su soberanía sobre California para entregársela a los americanos del norte, etc.

Sin embargo ahora parecería que la tecnología fuera la causante de un futuro negro donde -a través del procesamiento de datos, la inteligencia artificial, los súper procesadores, los trolls de ataque y aún la difusión de tendencias, noticias y chismes- se amasara un cúmulo de novedades que llevarán a la robotización de la gente común de manera irremediable. ¡Nada de eso sucede ni sucederá, que no haya sucedido ya, por la obsesiva manipulación de los poderosos con su influencia y propiedad de los medios de comunicación existentes sobre los pueblos!

Nombres y procedimientos que el poder legitima

El poder concentrado ha sembrado, desde épocas inmemoriales, familias mafiosas confiables como influencers tácticos en los territorios que ellos suponen son sus dominios a corto o largo plazo. Así los Azcarraga en México, los Cisneros en Venezuela, Goar Mestre en Cuba y luego en Argentina, Edwards en Chile, Santos y Mariño en O Globo y Bandeirantes en Brasil; Romay Salvo en Uruguay. Ángel Remigio González y González, apodado “el fantasma” que estuvo al frente del Canal 9 de TV de Argentina con el Holding Albavisión, tiene canales de televisión en México (Tabasco, Chiapas), Guatemala, República Dominicana, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia, importantes estaciones de radio, y todo, naturalmente, como personero de los dineros ocultos de la inteligencia norteamericana. En Chile, además de La Red controla por interpósita persona el canal 2 (algo contra la ley, un hecho que le valió una denuncia del CNTV respaldada por el Colegio de Periodistas). El Grupo Prisa, de origen español, es el mayor grupo radiofónico internacional en español, propiedad de Grupo PRISA (80%) y Grupo Godó (20%). Con intereses británicos detrás, tiene 1.250 radios en América del Sur y México, que nunca pudo obtener con sus licencias para operar si no fuera por la ayuda directa del Departamento de Estado de los EE.UU. para Latinoamérica. Su red de 1250 emisoras tiene presencia directa en Argentina, Colombia, Chile, EE.UU., España, México y Panamá, y a través de franquicias de marcas y contenidos en Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Paraguay y República Dominicana sumando casi 22 millones de oyentes y 39 millones de usuarios. Dividiendo para dominar, colonizando para convencer, asustando para inmovilizar, engañando para confundir.

Enfrente, los pueblos han gestado sistemas artesanales, pequeños periódicos y revistas de cooperativas, mutuales, clubes sociales, universidades, colegios, sindicatos, municipios, provincias y medios estatales nacionales, para intentar mantener y difundir en sus propias comunidades la ideología de su modelo ideológico de solidaridad y respeto a los derechos humanos, laborales y de identidad frente a los intereses de los “círculos rojos” del poder económico. Eso generó costos humanos: enfrentar al poder hegemónico nunca fue una cuestión democrática que soportaran los “dueños del poder real” que no han dudado en perseguir discursos disidentes y periodistas contrahegemónicos cerrando medios, o inhabilitando leyes como la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual argentina y postergando por años su ejecución; cometiendo delitos en operaciones mediáticas de infamia y deslegitimización de candidatos con el fin de ejecutar fraudes electorales, o dando golpes “blandos” a través del Lawfare, mintiendo con absoluta impunidad para que el gobierno democrático perdiera el control del Estado a cualquier costo.

La Federación Internacional de Periodistas (FIP), en su informe de 2019 publicó que 49 periodistas perdieron la vida por motivos relacionados con su trabajo, 18 de ellos asesinados en América Latina. México fue el país con más asesinatos (10). Le siguieron Afganistán y Siria con 5 cada uno. También resaltan los casos de Brasil, Haití y Honduras, donde se documentó el crimen de 2 periodistas en cada uno de esos países. Quiere decir que al poder local e internacional ligado a la dominación y colonización de los pueblos le “duele” la acción de los medios comunitarios y PyMEs de comunicadores del pueblo en micrófonos, las radios locales pequeñas, los periodistas militantes, los portales de Internet o las cartas de noticias enviadas por mail o por WhatsApp.

Siempre el pueblo, todo el pueblo

Ahora, eso lo podían y pueden hacer, todavía, porque una radio, un periódico, una pequeña estación de TV, una revista que circula de mano en mano son medios cuyos dueños son ubicables. Y si no ellos, la estación misma y sus periodistas cuando están “in situ”.

Pero el pueblo en redes, desde sus identidades reales o ficticias, son muchísimos más emisores y mucho más difíciles de censurar, salvo a través de las mismas redes. El mismo sistema digital de redes por Internet no puede ser “cortado” porque ha sido hecho y puesto en práctica desde la idea de que, si lo interfieren por una vía salta de inmediato y “pasa” a través de otra, y así infinitamente.

Por otro lado, vemos que nunca las personas -nosotros, mi hermana, mi tía, mi nieta, mi vecino, el encargado del edificio, el carnicero, el del kiosco, el enfermero que me vino a poner una inyección por la ciática- tuvimos tantas herramientas para conectarnos, enterarnos, chequear, consultar, analizar, conversar, vernos, hablar, leer, acceder a datos de manera simple y veloz. Cualquiera que tenga un celular o una computadora puede, a través de la conexión a Internet, navegar en la red y encontrarse con los datos de cualquier cosa, ver de qué se trata y aún chequearlo. Naturalmente, todo eso tiene un tiempo de aprendizaje: el “copie y pegue” difunde muchas veces lo que el poder concentrado quiere, y la gente, inocentemente, lo difunde para no ser el último.

Indudablemente, el acceso barato a las sofisticadas tecnologías de la comunicación no ha hecho otra cosa que ayudar a la humanidad a acceder a los otros, a las noticias, a comunicarse con su mundo social e ir accediendo a otros “mundos”. Con el uso, prueba y error, y el asesoramiento de los amigos, muchos pudieron defenderse de lo que les venden, atreviéndose a combatir la influencia de los poderes centralizados y democratizando nuestro acceso a las cosas como son, con una variedad de caminos impensables hace 20 años, 10 años, 5 años.

La realidad como antítodo, las redes como potenciador

El acceso a las cosas como son, establece una enorme ventaja en favor de la gente del común. La enorme diferencia a favor de los pueblos respecto a sus poderosos, “dueños del poder en pocas manos”, es la realidad.

La realidad tal como la vivimos en concreto en nuestra vida real y en nuestra comunidad es el gran rival de la manipulación mediática y no mediática. Como los poderes concentrados no buscan el bien común y lo que pregonan no coincide con sus objetivos, como buscan cada vez concentrar mayores riquezas y distribuir hacia la sociedad del común cada vez menos, los resultados de la realidad de sus programas hacia la sociedad siempre terminan mal ante la opinión pública, que es siempre la que se perjudica. Y la que vota.

Se puede insistir que cuando está soleado, en realidad hay una tormenta con rayos y centellas, se puede seducir a la gente de escasos recursos de que mejor ser pobre y honrado que rico y malicioso, que los ricos no roban porque ya son ricos. Pueden explicarle a la sociedad a través de sus medios de comunicación poderosos que la culpa de todo lo que les pasa se debe a los pobres que quieren tener más que los otros pobres y se hacen políticos para “robar” y ser ellos también ricos, porque envidian lo que tienen las nobles familias que gobiernan las grandes políticas. Pueden hacer creer a las juventudes indefensas que los ricos son nobles y merecen todo el respeto. Pueden instalar que la pobreza también es una distinción. Esa es la realidad virtual que quieren reflejar en sus diarios de noticias, en sus portales de moda y actualidad, en sus universos musicales de grupos archimillonarios, en los argumentos de sus teleteatros, películas, series. Con diversos perfeccionamientos de simulación y naturalización de todo tipo de fantasías autárquicas y de sometimiento. Mientras no se discuta la distribución de los bienes ni zanjar las diferencias de clases, el establishment va a ir aceptando todo tipo de compensaciones simbólicas para los marginados por la sociedad del consumo. Eso quieren establecer los “círculos rojos” de nuestras sociedades. Ese es el orden al que someten a los pueblos.

Todo esto ha funcionado y sigue funcionando, porque aquellos miembros de las sociedades que se han levantado contra el poder de los poderosos han sido aniquilados salvaje y sistemáticamente. A veces dominándolos por las drogas, manipulando su descrédito a través del relato predominante de los grandes medios concentrados, y otras veces, secuestrándolos, asesinándolos, como método para reinstalar el orden cuestionado.

Ahora la comunidad, las comunidades, en su natural actividad diaria portan en sus manos una terminal de un gran conglomerado de receptores y emisores. Los datos, noticias, sucesos sucedidos y por suceder están a su alcance y provienen de todo tipo de emisores. A velocidad de la realidad.

Una señora le muestra a un familiar una foto -sacada con su celular- del diente que le salió a su hijo menor. Esa misma señora fotografía a su hija intermedia con el vestidito que le arregló para que su familiar vea lo bien que le quedó, y la sube a Instagram. Le comenta en el chat de WhatsApp que el verdulero de la esquina aumentó casi al doble el tomate. Agrega la señora que el kioskero de la vuelta fue asaltado por un motoquero y le pegaron un bastonazo en la cabeza. Solo falta que le cuente que el viudo de la otra cuadra se terminó casando con la cuñada. Díganme si ha cumplido o no con las “reglas del arte” de un noticiero completo, como los de la tele. ¿Sí o no? “Y no te mando la foto del kioskero porque es tremendo cómo se le hinchó la cara. Le iba a sacar una foto para mostrarte, pero me dio impresión.”

Podrán decir: ”Pero, ¡¿para esas estupideces se usan…?!” Y sí, ¿para qué otra cosa es más importante?

Supongamos que el gobierno lance un plan para que los matrimonios jóvenes con hijos marchen a instalarse en medio del campo para impulsar la agricultura de pequeña escala. Para esa familia que se aleja de padres y hermanos, verse unos a otros en un Zoom, en el WhatsApp, hablarse sin costo, mostrarse lo que hacen, festejar los cumpleaños y aniversarios en una teleconferencia con familiares y amigos que están en otros lugares, es una opción de compañía invalorable.

El mismo sistema de teleconferencia empodera a los sectores más remotos de la militancia política, del conocimiento e investigación, con la posibilidad de asistir a estrenos online, escuchar conferencias sobre temas imprescindibles, tomar clases virtuales, ver documentales informadísimos.

s cerca, más comunicados: menos solos, más informados y más fuertes

Siempre la tecnología vino a favor de la gente común. Siempre la ha empoderado. Y asistir a discusiones sociales para tomar posiciones y decisiones ya está anunciando la democracia directa. La gente no es tonta. Aprende, incorpora, usa, practica, se enseñan unos a otros, están al tanto de las nuevas herramientas; a veces son más rápidos los jóvenes en apropiarse de ellas, a veces los más grandes entienden más rápido para qué se pueden utilizar. Las militancias políticas y los ciudadanos interesados en entender y tomar decisiones, aun desde el llano, y la gente inquieta por participar de lo público y común, que en Argentina son millones, tiene acceso a este tipo de tecnologías.

El Estado

El Estado garantiza la libertad de expresión. Es la mayor empresa que ha logrado el pueblo para defender sus intereses. Las cada vez más poderosas herramientas al servicio de la comunicación sirven para solidificar los criterios acerca de lo que hay que hacer, de lo que hay que discutir y de cómo se puede participar cada vez más para que la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación sean una sólida decisión de las grandes mayorías que se mantenga en los tiempos. Es lo que le pone una valla a la esclavitud a manos del mercado y sus corporaciones económicas, tecnológicas, culturales y financieras.

El Estado debe tener como meta, y eso en Argentina es harto posible, desarrollar la soberanía digital, de tal manera que tender sus propias redes e infraestructuras tecnológicas le permita ampliar, fortalecer y garantizar la libertad de expresión. La democracia y la soberanía tecnológica popular precisan de una presencia clara y decidida del Estado en materia de comunicación. No hay forma de ejercer la soberanía si un país no es soberano en las comunicaciones y sin duda como hemos salido de la era analógica, la era del dominio de unos pocos. La era digital es la era del dominio de todos. El único garante de ejercer esa soberanía es el Estado.

Es el Estado el que debe ocuparse y preocuparse para que sus satélites, sus redes de fibra óptica y los sistemas de telecomunicaciones móviles sean un recurso que democráticamente se le brinde a todos los habitantes por igual en toda su geografía y sin distinciones sociales. Sin equidad en las comunicaciones no hay equidad en la información y sin equidad en la información no hay Democracia. Sin Democracia, el pueblo queda en manos de las dictaduras y el colonialismo en calidad de esclavo. Como además los ciudadanos comunicacionales construyen medios, portales, radios, canales de televisión, señales, podcasts, videítos, mensajes estructurados, películas, series, historias, comics, historietas, revistas, diarios de papel, el Estado debe asegurarse que esos y esas comunicadores tengan los recursos necesarios para mantener a flote a sus medios. Un Estado que dirige los recursos del pueblo para financiar a los medios de los sectores poderosos y abandone la necesidad real de los medios de la Democracia que construye el pueblo con su laboriosidad, es un Estado ausente.

La Humanidad

Pensemos cómo será la construcción de un mundo de paz, amor, consonancia con la naturaleza y cooperación comunitaria cuando se terminen de inventar los traductores simultáneos y las sociedades del mundo entero entren en conversación, sin intermediarios interesados en mentir, engañar, acumular y someter a las sociedades a la colonización y dominación autoritaria.

La comunicación horizontal acerca a las personas. Las personas necesitan comunicarse con otras personas. Los grupos de afinidad establecen puentes más duraderos aún. Las teleconferencias instruyen más allá de lo formal a gente más formada en otros temas. El territorio alcanza una dimensión diferente, acercando a las personas. Lo vemos hoy día, apenas nos vamos acostumbrando a los sistemas de teleconferencia y nos encontramos con cordobeses, chaqueños, misioneros, porteños, una argentina en Nueva York, otra en Suecia, uno en Zaire, México…Perú, Madrid…

Todo el sistema de comunicación vía Internet y similares establece puentes dentro de las comunidades que luego se verifican en la realidad de la calle. Las plataformas de intercambio personal han mostrado a una sociedad de muchos seres humanos solos o con soledad, una situación personal que dificulta el entendimiento entre las personas más allá de lo íntimo. La gente en marcha y asociada es una poderosa pared contra la ignorancia, la manipulación y el control de los poderosos.

Eso es lo que yo veo, esa es mi teoría.

Para mí, entre “Las 5 Grandes”, Google,  Facebook, Amazon, Apple y Microsoft y la gente de a pie, hay un empate virtual. Un día avanzan ellos, otro día los ignoramos y jugamos nosotros. Un empate fluctuante. Así seguirá siempre. Se les va a hacer muuuuy difícil pretender otra cosa. Ni hablar.

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