A partir de la emergencia de la crisis de la globalización neoliberal, particularmente desde fines de la segunda década del siglo XXI, se consolida una grave crítica a tres grandes corrientes filosóficas dominantes en el siglo XX. El Empirismo analítico, la Fenomenología y el Materialismo histórico son puestos en cuestión por una Modernidad que se examina a si misma, por nuevas reflexiones que intentan desde distintas geografías y tradiciones, recuperar las posibilidades de acceso a la realidad, ahora mediadas por el lenguaje y el lenguaje ordinario al decir de Boaventura de Sousa Santos, Laclau y Touraine entre otros. Esa imposibilidad de acceso inmediato a la realidad, presupuesto fundamental de las corrientes filosóficas dominantes en el siglo XX, será reafirmada por estas nuevas concepciones, debido además a considerar que las transformaciones y transiciones sociohistóricas han implicado un cambio en la percepción del espacio y el tiempo en las sociedades contemporáneas. La existencia de múltiples espacios y tiempos diferenciados, fragmentan a su vez las totalidades (metanarrativas, sistemas totales políticos, económicos, bloques de poder, territorios). Es por ello que no por acaso las nuevas concepciones filosóficas  en este marco de transición histórica, provienen de las periferias: Laclau en Argentina, Boaventura de Sousa Santos en Portugal (con fuerte influencia del Pensamiento Nacional argentino), Aleksandr Duguin y Byung-Chul. Estos dos últimos avanzan sobre las transiciones de la crisis en los últimos años e intentan decodificar desde qué sentidos se construyen los procesos sociales y políticos en contemporaneidad. Con base en esas lecturas luego se efectuará un breve ensayo acerca de las proyecciones del pensamiento global y las divergencias  en el caso argentino.

En el pensamiento de Byung-Chul es muy marcante (BYUNG CHUL, H., 2017, p.7-15) el análisis que realiza acerca de los impactos de la crisis de la globalización neoliberal en los trabajadores. Evidentemente los procesos de transnacionalización de la producción y de alta tecnologización de los procesos productivos han implicado condiciones inéditas de explotación en la historia del Capitalismo. Es en ese marco que su análisis va más allá y presenta una perspectiva de disminución de la incorporación de trabajadores a la denominada economía formal, consecuentemente ratificando estos cambios la tendencia de la globalización neoliberal de la conformación de un desempelo estructural en el que varias generaciones no acceden a puestos de trabajo. Esta pérdida de centralidad de los trabajadores industriales en los países centrales, como sectores estratégicos de resistencia a la globalización, parece ir en dirección contraria a los procesos de grandes contingentes humanos en China que se han incorporado al sector secundario de la economía (200 millones de nuevos trabajadores). El acierto de Byung-Chul al caracterizar estos procesos es el despliegue, en su filosofía, de un retorno a la posibilidad de un individualismo metodológico. Advierte que los procesos que se desdoblan en nuestra contemporaneidad deben partir de considerar al individuo y su circunstancia y es desde allí que logra llegar a caracterizar las transformaciones del modo de producción capitalista dominante en el siglo XX. La explotación o exacción de plusvalor según la teoría marxista, afirmará Byung-Chul, da lugar en la actualidad a un modo de organización de la producción de tal modo que lo que se extrema es la autoexplotación del trabajador. Los ritmos de producción, los tiempos de trabajo, la casi inexistente percepción entre tiempo libre y el de ocupación, modifican al mismo tiempo que todo el modo de organizaciòn de la producción la concepción de tiempo y espacio, y por tanto las perspectivas teóricas para analizar estos procesos. Por tanto enfatiza como aspectos centrales el desarrollo de lo que denomina “el poder inteligente” (BYUNG CHUL, H., 2017: 16-19) Es decir, las nuevas configuraciones en las relaciones de poder entre las élites políticas y empresariales y los trabajadores debe analizarse desde la perspectiva de cómo impacta hasta en la propia subjetividad del trabajador. En la perspectiva de Byung-Chul, la mirada debe estar puesta centralmente en el modo en el que no solo se ejerce ya desde los poderes centrales un control sobre los cuerpos (biopolítica) sino y fundamentalmente sobre la propia subjetividad de las personas. Esta transición sociohistórica implica, desde esa línea de pensamiento, considerar que ya no se trata de un proceso de exacción de plusvalor como afirmaba el marxismo, sino a la vez de la capacidad de las élites de controlar la subjetividad y la psique de los trabajadores.

Impactos

Este control de la psique de los trabajadores se manifiesta como un poder difuso y a la vez totalizante que promueve nuevas formas de explotación y autoexplotación. En tal sentido el papel del Estado adquiere en los países centrales nuevas competencias, ya que desde su intervención puede promover tanto la restricción y el control de tal estado de situación o, contrariamente, fomentarlo.

Esta individuación de lo político y lo productivo, lleva a la posibilidad de establecer nuevos modos de fragmentación en las sociedades periféricas (BYUNG CHUL, H., 2017, 36 a 41) y en las centrales se verifica un profundo proceso de transformación de la sociedad disciplinaria del Siglo XX. Las instituciones totales, aislando todo lo contradictorio al orden  van dejando paulatinamente un sistema represivo de control de las dimensiones subjetivas de las personas y las colectividades humanas.

El capitalismo postindustrial implica en sus procesos de producción la cognición racional y las emociones. Las emociones, según Byung-Chul, son como “materia prima» (generadoras de las políticas motivacionales): es decir, lo relativo a la maximización de la autoayuda, la internalización de las posibilidades o no de producir, refieren a un nuevo rol de los Estados, en su carácter de asignación autoritativa de valores que pueden minimizar o maximizar esa explotación.

Al considerar los impactos tecnológicos en la vida cotidiana (BYUNG CHUL, H. 2017, p. 46 -58), sugiero noten los impactos de las transformaciones tecnológicas en las políticas de control social. Lo que el autor denomina “dataismo” afecta las instituciones liberales clásicas, las propias concepciones y desarrollo de esas libertades y los medios y usos que a través de ese acúmulo de información disponen a nuevas relaciones de poder en las sociedades.

Aleksandr Duguin, por otra parte, comienza a advertir en esta misma dirección, que las proyecciones políticas de esas tres grandes corrrientes filosóficas por este texto analizadas: el liberalismo como desdoblamiento del empirismo analítico, el comunismo como desdoblamiento del materialismo histórico y el nacionalismo como desdoblamiento de las corrientes fenomenológicas, se encuentran en crisis a partir de la globalización neoliberal, aunque respecto de esta última Duguin intentará reconstruir su proposición teórica. Su perspectiva, sin embargo, intenta superar el análisis de situación de Byung-Chul e ir en dirección propositiva de una corriente que permita la trascendencia de una geopolítica crítica para la actual coyuntura en el marco de la actual transición sociohistórica. Por tanto, afirma que el liberalismo imponiendo al individuo como sujeto de la historia, el comunismo con la clase como sujeto histórico o el nacionalismo con la Nación, la raza o el Estado, dan cuenta de la realidad contemporánea y de la compleja estructuración de los procesos en curso altamente transformadores de la transición crítica de la globalización en el último lustro. En efecto Duguin plantea que la conformación de las sociedades democrático liberales y la centralidad que adquiere el individuo en ellas impiden la generación de lazos que permitan una consolidación de los proyectos societarios en este mundo multipolar tendiendo a la continentalización con fuerte integración social, política y cultural. (Cfr. DUGUIN, A. ; 2017). Lo mismo ocurre con la centralidad que adquieren en la perspectiva comunista las relaciones de producción. Es a partir de ellas que se divide a la sociedad antagónicamente e irreconciliablemente de modo objetivo en dos clases. Esta fractura que al mismo tiempo se presupone universal, también impide para Duguin el desarrollo de procesos de integración territorial, política, económica y cultural en este estadio de un sistema interestatal multipolar (Cfr. DUGUIN, A., 2017). Por último, la perspectiva de los nacionalismos desde que se consideran las dimensiones endógenas del desarrollo opuestas a otras naciones: esto impide al mismo tiempo consolidar procesos integrales de un mundo multipolar en equilibrio. La idea de desarrollo subyacente en cada una se presenta asociada a una idea presuntamente objetiva y prefijada en cada una de estas perspectivas.

Una teoría superadora

La única corriente aún en vigencia es la del liberalismo. Duguin plantea comenzar la reflexión sobre una cuarta teoría que supere a las existentes en el siglo XX. Si bien, como se ha afirmado, las principales corrientes filosóficas del siglo XX se ponen en debate a partir de una revisión crítica por estas nuevas corrientes, el sujeto histórico (no de modo conclusivo, pero sí recuperado como posibilidad) para Duguin es el Dasein fenomenológico de Heidegger. El “ser ahí”, la referencia a un ser que nace y se desdobla en una cultura, una geografía determinada y su desarrollo al futuro es abierto y de ningún modo puede determinarse con ideas teleológicas tales como las del progreso subyacente en las tres teorías anteriormente citadas. Esta perspectiva abre la posibilidad de considerar la diversidad constitutiva de las sociedades y desde la propia constitución sociocultural tender a la convergencia y unidad con otras en un mismo contexto regional.

Cultura y geografía en el planteo de Duguin definen las posibilidades de una tendencia de una cuarta teoría superadora de las anteriores por lo que la multiculturalidad se concibe como una posibilidad cierta de conformación de agregaciones sociales, políticas y culturales que superen las determinaciones de progreso liberales, las de los condicionantes objetivos de una sociedad fragmentada en clases y las de una concepción de cultura cerrada y endógena, inviable para la convergencia hacia una geopolítica existencial, es decir hacia la conformación de procesos integrales de bloques que definen un sistema interestatal multipolar.

Luego de varias décadas de conformación de una globalización neoliberal, conformada por los procesos de transnacionalización de la producción, la hipertrofia hegemónica del sector financiero y las reestructuraciones institucionales políticas, las promesas de un desarrollo equilibrado como consecuencia del derrame de los beneficios del desarrollo objetivo de una economía de mercado altamente interdependiente entre Estados y en el interior de cada uno de ellos entre los sectores de la sociedad, se ha esfumado como la propia globalización misma.

Esta nueva geopolítica supone para nuestro país, siguiendo a Duguin y particularizando en las condiciones propias de nuestra cultura e historia, desde una geopolítica existencial, la construcción de una teoría superadora de las corrientes liberales, comunistas y nacionalistas endógenas, supone abrevar de toda la tradición del Pensamiento Nacional para definir desde ese marco una nueva superación teórica a las propuestas. Centralmente desde la vasta y pionera producción filosófica y política de Juan Domingo Perón pero también de Manuel Ugarte, Fermín Chávez, Juan José Hernández Arregui, Abelardo Ramos, recuperar la idea de un nacionalismo integracionista del viejo ideario de la Patria Grande, centrado en la promoción del desarrollo industrial de nuestras economías en la región iberoamericana, pensar nuestra inserción geopolítica de modo integrado entre los Estados iberoamericanos y desde las propias particularidades socioculturales  diversas en unidad, la acción política en el sistema interestatal y la proyección histórica de nuestros pueblos.


Bibliografía

Aglietta, Michel (2000) “La globalización financiera” En: Revista Finanzas, inversión y  crecimiento, 59, agosto 2000, Madrid.

Byung-Chul, Han. (2018) Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Barcelona, Herder

DUGUIN, Aleksandr (2017) Geopolítica del mundo multipolar. Ed. Fides.

Maddison, A. (2002): La economía mundial en el siglo XX. Fondo de Cultura Económica, México D. F.

KAPLAN. La venganza de la geografía: lo que el mapa nos dice sobre los conflictos que vienen y la batalla contra el destino. Europa

ONU (2017). Situación y perspectivas de la economía mundial 2017. Washington, ONU.

ONU (2016). Resolución reconocimiento de plataforma continental en favor del Estado argentino. Washington, ONU.

Hacer Comentario