Su padre trabajaba en Aceros Gurmendi, y de su niñez en Gerli y su paso por una escuela de curas de Lanús Este, Carlos Lousto recuerda la manera en que la empresa ayudaba a que los hijos de sus trabajadores estudiaran, entregándoles útiles y libros. Recuerda también la fascinación infantil ante la llegada del hombre a la Luna y cómo nació su pasión por el Universo, alimentada por las lecturas de Julio Verne y Emilio Salgari. Después vino el secundario en un comercial público de Barracas y más tarde la carrera de Astronomía en la Universidad Nacional de La Plata. Ese fue el tiempo de trabajar para poder estudiar, de estar fuera de casa de la mañana a la noche, de ser esperado por su madre con abundante comida caliente para reponerse de las largas horas de trabajo y estudio sostenidas por un sándwich comido a las apuradas. Una vez graduado, Lousto fue primero investigador del Conicet y más tarde se abocó a la investigación científica en Alemania para recalar más tarde en los Estados Unidos, donde desde hace una década y media trabaja en relatividad numérica resolviendo las ecuaciones de Einstein para demostrar las ondas gravitacionales en computadoras.

 

Carlos Lousto visitó la Universidad Nacional de Lanús y dio una charla a los estudiantes en la que con su estilo llano y afable habló de sus comienzos y de su trabajo actual, y respondió a todas las preguntas de los jóvenes. Después, acompañado por autoridades de la UNLa hizo una larga visita al Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología de la UNLa, el CICyT Abremate. Recorrió la sala y también las áreas nuevas donde se está incorporando tecnología a la muestra permanente de Abremate. Conoció a buena parte del equipo del taller donde se diseñan, construyen y reparan varios de los módulos del CICyt, e incluso esbozó algunas ideas para maximizar los resultados de las visitas que las escuelas primarias y secundarias realizan al Centro. “Como pasa con los módulos de los motores, que haya más conexiones con lo que los chicos ven cuando salen –propuso-. Que lo utilicen para encontrar una futura vocación, lo que les interese estudiar. Que vean cómo cada cosa está relacionada con algo de lo que ellos pueden ver todos los días. Sería lindo tener una nave espacial, por ejemplo, algo que tiene proyección al futuro. El tema satelital, por ejemplo, es un tema estratégico para la Argentina: después los chicos podrían contarles a sus padres en las casas esos conocimientos, para que vean por qué la Argentina tiene que invertir estratégicamente en ciertos proyectos. Los intereses estratégicos de la Argentina hay que apoyarlos, y explicar eso no es fácil”.

 

Luna de enfrente

Terminada la visita, y luego de varias horas de estancia en la Universidad, Carlos Lousto aún se hizo del tiempo necesario para responder algunas preguntas.

 

-Se habla de que es uno de los candidatos al Premio Nobel. ¿Cómo es esto?

-No, en realidad esto no se sabe, no están aún las nominaciones. Solamente se revelan después de 50 años (risas). Yo estoy contento de visitar Lanús y de ver el progreso de esta universidad, el entusiasmo de los chicos, y ese es el mejor premio que uno pueda tener.

-En la charla a los estudiantes usted nombró “El Aleph”, el cuento de Jorge Luis Borges. Algo inusual en un científico. Dijo entonces que el Universo que conocemos no es exactamente así, porque los humanos dependemos de los límites de nuestra percepción. ¿Puede explicarnos un poco más esta idea?

-Yo siempre de chico tuve una gran pasión por la literatura juvenil: Julio Verne, Emilio Salgari, pero después cuando descubrí a Borges descubrí otra cosa. Borges es único como escritor. Es una escritura que te permite poner mucho de tu parte. Más sabés, más lo entendés y lo podés aprovechar. Y te hace soñar, y te hace imaginar cosas. Lo leo y lo releo y todavía lo estoy leyendo, y todavía estoy sacando cosas. Tenía su humor y también, de algún modo, se preocupaba por la educación. Hay muchos cuentos que están conectados y que tratan el problema de las limitaciones que nosotros tenemos como seres humanos de representar cosas que percibimos: percibir implica un filtro a la realidad objetiva, un problema que filósofos de todo el mundo han discutido por mucho tiempo, y es lo que relataba Borges en “El Aleph”. Hay muchas cosas, hay muchas capas en sus cuentos: hay una capa muy sarcástica y muy cómica. Pero después en profundidad, cuando escribe sobre ese Aleph que son todas las cosas del Universo juntas y vistas al mismo tiempo en un punto que tiene dos o tres centímetros, dice que era algo que no se podía describir con palabras porque no tenemos el lenguaje para hacerlo. Y él se pone a describirlo en toda una secuencia serial, uno por uno. Borges cuidaba muy bien cada una de sus palabras y las medía, era muy preciso, entonces entender qué significa toda esa lista lleva a varias relecturas. Yo soy un apasionado de Borges, ahora estoy leyendo otro tipo de literatura argentina para completar mi conocimiento, pero Borges es admirado y estudiado mundialmente, así que cada tanto saco alguna cita de Borges en mis charlas y en mis mensajes. En esa descripción del Aleph está lo más sublime y lo más cotidiano; la Biblia y el calefón.

-Trabajar mirando hacia el Universo debe de dar una visión diferente de las cosas mundanas. ¿Cómo convive en usted la visión del Universo con la visión de lo cotidiano, de lo chiquito, de lo simple?

-Me encontré con un par de primas aquí en la Argentina que recordaban cuando venían a casa y me veían encerrado en mi habitación con la lamparita, leyendo libros. Yo hacía un poco de abstracción de todo lo que tenía alrededor e iba estudiando, metiéndome, sumergiéndome en ese estudio del Universo. No sé, para mí se daba naturalmente: era lo que yo siempre amé y quise hacer y esa es mi vida y esa es mi realidad, la del estudio. Y lo del cotidiano, bueno… Aprendemos constantemente a hacer elecciones.

 

 

C.V.
Carlos Lousto es profesor de Ciencias Matemáticas y Ciencias y Tecnología Astrofísicas en el Rochester Institute of Technology (RIT), EE.UU. Es también codirector del Center for Computational Relativity and Gravitation (CCRG), instituto de investigación de excelencia en el RIT. Es Doctor en Astronomía por la Universidad Nacional de La Plata (1987) y Doctor en Física por la Universidad de Buenos Aires (1992). Lousto tiene una profunda experiencia en investigación. Es autor y coautor de más de 150 artículos, incluyendo reseñas y capítulos de libros. Mediante su investigación se descubrió que los agujeros negros supermasivos pueden ser eyectados de la mayoría de las galaxias a velocidades superiores a los 5000 km/s. Ha diseñado los clúster de supercomputadoras llamados Funes (UTB), NewHorizon, and BlueSky (RIT), para realizar simulaciones de agujeros negros binarios y utilizarlas para soportar la primera detección de ondas gravitacionales de la fusión de dos agujeros negros. Recibió reconocimientos a su labor por parte de fundaciones tales como la Alexander von Humboldt Foundation, la American Physical Society, y en 2016 recibió el premio especial en Física Fundamental “por la observación de ondas gravitaciones, abriendo nuevos horizontes en la Astronomía y la Física”.

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