En el marco de Día Nacional de los Monumentos, la Universidad organizó una serie de actividades gratuitas con el objetivo de que el público conozca la historia y el presente del patrimonio edilicio ferroviario que conserva en el edificio José Hernández, sede del Rectorado, Aula Magna Bicentenario, aulas y oficinas.

Durante toda la tarde del sábado 12 de mayo la gente pudo visitar una muestra fotográfica, otra de maquetas de ferromodelismo, ver audiovisuales y asistir a charlas y visitas guiadas. El programa incluyó una intervención musical de bandoneón a cargo del Maestro Julio Coviello.

 

El Hernández

A principios del siglo XX, la compañía “Ferrocarril del Sud” comenzó la construcción de la estación “Talleres” en un predio de más de 20 hectáreas en la actual localidad de Remedios de Escalada. La estación debía convertirse en un gran centro de operaciones y logística: dentro del vasto complejo de instalaciones, caracterizado por obras ejemplares de ingeniería y arquitectura ferroviaria, se destacaban los edificios de talleres de reparaciones de locomotoras y el de los almacenes generales y suministros operativos.
El edificio de los antiguos “Almacenes” –hoy edificio José Hernández- es la construcción preexistente de mayor superficie dentro del campus de la UNLa. Desde su concepción tecnológico-constructiva es un cabal ejemplo de la ingeniería ferroviaria de fines del siglo XIX. Está compuesto por tres naves paralelas de 14,50 metros de ancho por 240 metros de longitud: la nave central presentaba vías para el acceso y egreso de las formaciones, y las naves Este y Oeste, depósitos y áreas de apoyo. Sobre la fachada Este se ubica una galería de 8 metros de ancho por todo el largo del edificio que se utilizaba para la descarga y acopio de materiales desde el andén exterior. La composición general yuxtaponía las oficinas gerenciales del área Almacenes del Ferrocarril del Sud con las naves de depósitos generales.

Una vez adjudicado parte del predio de la antigua estación Talleres a la UNLa, la premisa fundamental bajo la cual se desarrolló la intervención al actual edificio José Hernández fue la puesta en valor de la construcción existente respetando su tipología en función de los nuevos usos. Todos los componentes de la construcción existente fueron recuperados y llevados a su estado de origen, mientras que se retiraron todos aquellos que resultaban de intervenciones sucesivas y variadas que se apartaban del lenguaje del edificio original. La refuncionalización demandó nuevos espacios y prestaciones que obligaron a incorporar nuevas obras, las cuales se realizaron tomando como premisa la utilización de materiales de aspecto neutro que acompañaran de manera noble y apacible la edificación existente.

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