«En cualquier lugar del mundo en que me encuentre, cuando siento el olor de los eucaliptos, estoy en Adrogué».
Jorge Luis Borges
La ciudad de Adrogué no solo fue el lugar que vio crecer a Jorge Luis Borges, sino también aquel que sirvió de gran inspiración para el autor de Ficciones. En un principio fueron las estadías en la quinta La Rosalinda y luego en el hotel La Delicia, para finalmente pasar los veranos en un modesto chalet construido por su madre, Leonor Acevedo, frente a la plaza Almirante Guillermo Brown.
“Adrogué era eso: un largo laberinto tranquilo, de quintas, un laberinto de vastas noches quietas (…) Así es mi recuerdo de Adrogué: las quintas, los coches en la plaza, las largas verjas, lo fácil que era perderse”, relató el escritor en 1977.
Ese chalet fue vendido en 1953 y recuperado por el Gobierno municipal décadas más tarde. Actualmente —y luego de distintas tareas de restauración— se emplaza allí “Casa Borges”, único espacio habitado por el escritor en el mundo que está abierto al público.
“El chalet era muy austero. Tiene dos habitaciones, un comedor, una cocina y un baño. En una segunda etapa de la restauración, se agregó una cochera que no es original de la casa, donde armamos una galería de arte en la que el primer sábado de cada mes se inaugura una muestra audiovisual. Entonces hay dos públicos diferentes que se entrelazan y que potencian el ingreso”, relata Sandra Agis, directora de Patrimonio Cultural de Almirante Brown.
¿Cómo fue armar el museo?
Trazamos una relación con la Fundación Internacional Jorge Luis Borges y con María Kodama, porque no teníamos objetos. Entonces, armamos una cronología en las paredes de la casa donde se muestra la relación de Borges con Almirante Brown.
También contamos con los testimonios de los vecinos que tenían relación con Borges, porque él siguió viniendo después de que se vendiera la casa. Entonces, les pedía permiso a los dueños para entrar y quedarse un rato. Viajaba en el tren y ahí se encontró con otro vecino que tenía una librería en Valeria del Mar y se hicieron muy amigos, entonces Borges después venía a almorzar o a tomar el té, o lo llevaba a recorrer la ciudad en auto para sentir el sonido del empedrado.
La casa fue sede del estreno del film “Borges, un destino sudamericano”, que está protagonizado por el mismo Borges. ¿Cómo fue esa experiencia?
Es una película donde se narra el cuento “Sur” y fue muy interesante ver a Borges actuar. También contamos con la presencia de María Kodama que fue una de las últimas salidas que realizó. Ella trajo el último libro que había editado sobre Rosas y nosotros la homenajeamos mucho. Charlamos sobre su vida y el humor que la unía a Borges.
¿Por qué es importante mantener la memoria viva de Borges?
Creo que desde el Gobierno municipal y la gestión de Mariano Cascallares se busca poner en valor lo que tenemos para que no caiga en el olvido. Borges quizás es muy inaccesible, por eso hay visitas guiadas todos los días para los colegios. La gente que pasa por la puerta se queda pensando si puede pasar o no, o si tiene que saber de Borges para poder entrar. La idea es no olvidarlo. Poner en valor la casa y sumarle las artes visuales genera una mística muy interesante y todos están invitados a vivirla.
¿Qué actividad se organiza para celebrar los 124 años del nacimiento de Borges?
El viernes 25 a las 17, la bibliotecaria María Laura Carrea dará una charla sobre la pasión de Borges por los libros, los tigres, Buenos Aires y Adrogué. También habrá recorridas a la casa.
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