Martín Miguel Juan de la Mata de Güemes Montero Goyechea y la Corte nació en Salta el 8 de febrero de 1785. Si bien provenía de una familia ilustre y adinerada, desde niño vio de cerca las virtudes de la tierra y los trabajos del campo en la finca “El Paraíso”, propiedad de su madre.
A los 14 años se alistó en el Regimiento Fijo, participó en la defensa de Buenos Aires frente a las Invasiones Inglesas y comulgó con la gesta revolucionaria de 1810. Fue en ese contexto cuando conoció al General San Martín, junto a quien abrazó la causa libertaria para el Alto Perú.
Güemes, entonces, conformó las tropas de gauchos a los que llamó “Los Infernales” sumándolos así al ejército regular. Esos criollos, que tenían entre 15 y 45 años, se armaron de machetes y rifles para seguir el sueño independentista y recibieron el mote de “gauchos” de don José de San Martín. Atrás quedaban sus campos, artesanías y familias, y en retribución Güemes los eximía del pago de arriendos y otras contribuciones. Asimismo, se solidarizaba con las viudas, huérfanos y necesitados frente a las penurias que provocaba la guerra. Para ello se valió de acciones que le generaron distintos enemigos, como préstamos voluntarios y forzosos, y expropiaciones a españoles realistas.
Aún con todas estas dificultades, Güemes no se rindió y continuó con su objetivo. Sumó las voluntades de pequeños productores, arrieros, artesanos, mestizos, indios y personas esclavizadas, y junto a ellos ideó una red de milicias que cubría desde Humahuaca hasta Jujuy, Salta y las poblaciones aledañas del Valle de Lerma, el Chaco salteño y el Valle Calchaquí. Cada grupo estaba integrado por entre 20 y 30 milicianos bajo las órdenes de jefes locales, conocidos como los “capitanes de Güemes”.
El ideal sanmartiniano de libertad e independencia americana incluía a la “guerra gaucha” y la colaboración integral de todas sus campañas, ciudades y Cabildos. San Martín actuaría desde Mendoza, atravesando los Andes y libertando Chile; Güemes avanzaría desde el Norte; Arenales desde el Alto Perú y Santa Cruz de la Sierra, y todas las tropas confluirían en Lima. Controlar el Alto Perú, tanto para los realistas como para los patriotas, era tener en su poder la llave del largo corredor que enlazaba a la capital virreinal de Lima con la rebelde Buenos Aires. Entre 1810 y 1821 ese territorio fue ocupado, alternativamente, por ambos bandos.
Sin embargo, el 7 de junio de 1821, una columna realista sorprendió a Güemes en Salta y lo hirió de gravedad. Tras 10 días de agonía, murió con tan solo 36 años de edad. La violenta muerte del líder gaucho determinó la disolución del Ejército Auxiliar del Perú y fue la principal causa de la prolongación de la guerra en el Perú y, consecuentemente, de los graves problemas militares que debió enfrentar San Martín en el semestre anterior a Guayaquil.
Las luchas de Güemes y sus gauchos, inscriptas en el sueño de la Patria Grande, lo convirtieron tanto a él como a sus gauchos en protagonistas de la guerra por la Independencia Sudamericana. Hoy, a 200 años de su fallecimiento, reivindicamos la figura de este caudillo popular salteño que fue sin lugar a dudas un líder de su pueblo.
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