La cuarentena que transita a toda vela su segundo mes –y todavía no le picaron el boleto- provocó un verdadero cisma en todo sentido como toda parálisis casi absoluta. Y el espectáculo no fue ajeno. Pero como el coronavirus es contemporáneo de las nuevas tecnologías, el streaming tomó la posta y desde muchas plataformas posibilita ver cine,series, teatro y eventos musicales. Lo del teatro sorprende porque parecía una rareza cuando Mirta Romay creó Teatrix y empezó a grabar éxitos de la calle Corrientes y también de la caudalosa escena alternativa. Ahora, claro, compiten todos para llevar las obras que capturaron hace tiempo al aburrido, preocupado y tal vez deprimido encerrado de hoy.

Pero empecemos por el cine y su vehículo mágico, Netflix. Sigue viéndose muchísimo y como la empresa ahora también produce su propio material los títulos se acumulan. Y desorientan. ¿Qué elegir? Yo los participo de mi elección: la serie Poco ortodoxa. Está basada en un libro autobiográfico de Déborah Feldman y recupera la muy angustiosa lucha de una chica judía por zafar de su comunidad ultraortodoxa jasídica de Brooklyn y de su marido que a su torpeza sexual agrega el desprecio absoluto por la temerosa virginidad de su casi adolescente esposa. Pero ella, Esther, se fuga nada menos que a Berlín. La serie es de una gran intensidad, permite asomarse a un mundo cerrado, casi desconocido y sobre todo disfrutar el trabajo lleno de sensibilidad y fiereza de la actriz Shira Haas.

Otro hallazgo muy reciente de Netflix es el estreno (¿!) en nuestro país de La última tentación de Cristo, la famosa película de Martin Scorsese con Willem Dafoe como Jesús de 1988 que nunca pudo conseguir vía libre para darse a conocer aquí. Es una obra de magnitud interior y mucha calidad visual que delata el paso del tiempo y sufre el lastre de su duración pero no deja de ser una curiosidad. Y dato anecdótico: casi la damos con Carlos Morelli en Función Privada en el 96 –ya en el cable Space- porque funcionó un recurso de amparo, hasta tuvimos un programa previo con sacerdotes discutiendo el tema, entre ellos el mediático monseñor Laguna. Pero esa vez fue el canal el que arrugó, a último momento e inclusive anunciada, se negó a exhibirla. También me interesó, completando la temática religiosa en Netflix, Califato, una serie de cuatro episodios sobre el terrorismo islámico que produjo y grabó Suecia con un libro muy bien urdido y excelentes actuaciones.

Y si vamos al teatro les recomiendo el sitio Cervantes on line donde esa gran sala oficial ofrece algunos títulos que había volcado al video. No te pierdas –no se pierdan si la encuentran porque las obras están visibles 72 horas y vuelven si las mira mucha gente- La terquedad, escrita y dirigida por Rafael Spregelburd que tuvo dos temporadas a teatro lleno en la sala María Guerrero: es una pieza que apela sin miedo a lo intelectual pero que está jugada en alto nivel y con la tecnología del Cervantes que posibilita un verdadero alarde escenográfico. También empezó a emitir material propio La Plaza com.ar, casi seguro con un lapso de tres días para ver las obras: métanse allí y descubran con qué títulos los sorprenden ya que se trata de un complejo que siempre ofreció cosas muy buenas.

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