“Amo más que nunca la poesía como creación extrema del hombre, me siento como siempre un aprendiz, sé que he escrito algo relativamente diferente, no me interesan el éxito literario ni la fortuna ni tampoco la farándula ‘socio-literaria’».

Roberto Juarroz, 26 de agosto de 1986[1]

En el afán de revalorizar al conurbano como un espacio de producción cultural, y también de difundir las vivencias de quienes allí habitan, un grupo de poetas y poetisas lanzaron “Roberto Juarroz baja en Temperley. Un mapa posible de la poesía del conurbano sur”, libro que reúne escritos enlazados por una historia y un contexto en común.

En diálogo con Viento Sur, Alejandro Seta y Lydia Helander nos cuentan cómo nació la idea, por qué eligieron a la figura de Juarroz, y cómo es ser poeta en el conurbano.

¿Cómo surge el libro? 

Alejandro: Fue un trabajo en conjunto con el poeta Martín Ayos y el historiador y docente de la Universidad Nacional Arturo Jauretche Martín Biaggini. Con ellos debatimos sobre qué era el conurbano y qué lo definía y nos dimos cuenta de que, si bien hay un límite geográfico que hacia el sur termina en Alejandro Korn, existe una definición existencial de que siempre estamos en el afuera. De hecho, en la Ciudad de Buenos Aires se habla del interior, como si fuéramos una parte oculta del país. El libro, entonces, es un recorrido por las historias de cada uno, de su propia vida, de lo que conoce.

¿Qué características comparten todos los escritores?

Lydia: Creo que el sentido y la concepción que tenemos de la poesía. Hay un trasfondo filosófico, ideológico, que es similar, aunque no nos conozcamos ni hayamos leído las obras de los otros.

Alejandro: Hay como un hilo que nos une y que es la historia que vivimos y que se refleja en nuestras obras. Existen acuerdos tácitos -por así decirlo- entre los poetas sobre la infancia, el sacrificio, la vida, las adversidades y también las alegrías. Cada lector puede encontrar ese hilo, que no está explicado y que pueda guiar la lectura por los poemas.

¿Por qué eligieron la figura de Juarroz?

Alejandro: Es un emblema para todos. Siempre que leo algo de él siento que es maravilloso. Un verdadero poeta pone en cada palabra su propia historia y Juarroz logró eso. Él decía que el mundo no se da cuenta del poder que tiene la poesía, que está construida por hombres y mujeres débiles, imperfectos, pero que, sin embargo, es indispensable.

Roberto Juarroz

¿Cómo es ser poeta en el conurbano?

Lydia: Considero que tenemos más problemas para ser conocidos porque estamos lejos de la Capital, que es donde están los círculos -se supone- más importantes. La poesía es trabajo, es una disciplina, no depende simplemente de un estado de ánimo. Hay un laburo y una búsqueda en el lenguaje y en mostrar la cotidianeidad.

Alejandro: Es un oficio, un trabajo, una construcción. La poesía no sirve desde el sentido utilitario que le da la sociedad, pero imaginemos al mundo sin poesía. Desaparecerían un montón de cosas, aunque la mayoría de las personas no se den cuenta. La poesía es la que recorre todos los textos y es en sí misma un producto creado para conmover, para abrir una ventana de una manera inesperada. Los que escribimos debemos encontrar nuestro lugar, es parte de la lucha, de nuestra tarea.

El libro está integrado en su mayoría por obras de poetisas…

Lydia: Sí, y celebro que pasen estas cosas. Hay muchas poetas, narradoras, que están escribiendo, que publican, y todo el movimiento de mujeres ha influido para que se las conozca más. Las mujeres empiezan a ser conocidas, pero igualmente siempre se nombra más a los hombres.

Ale: Noto que afortunadamente eso empieza a cambiar. Los hombres solían arreglar las cosas entre ellos y el poder de lo masculino era más grande. Todos somos hijos de una madre, entonces, hay que sacar a la madre de la cocina y ponerla en el rol de creadora. Esto en el libro se dio naturalmente.

La publicación puede leerse desde un e-book, ¿cuáles son las ventajas?

Lydia: Yo tengo nietos que no agarran los libros pero sí leen en la compu, así que creo que es una forma de que las nuevas generaciones conozcan a los poetas.

Ale: El hecho de ser leído por alguien al que no conocemos y que tal vez nunca conozcamos es propio del escritor. Ahora, tal vez, hay más un ida y vuelta con las redes, pero en general no se sabe quién lee. Y eso es algo mágico.

Roberto Juarroz
Roberto Juarroz nació en 1925 en la localidad bonaerense de Coronel Dorrego. Fue docente en la Universidad de Buenos Aires y director del Departamento de Bibliotecología y Documentación de esa casa de altos estudios. Trabajó como bibliotecólogo para la UNESCO y la OEA en distintos países. Dirigió la revista Poesía = Poesía y se desempeñó como crítico bibliográfico y cinematográfico para diversos medios. Recibió el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (1984), el premio Esteban Echeverría (1984), el premio Jean Malrieu de Marsella (1992) y el premio de la Bienal Internacional de Poesía (Lieja, Bélgica, 1992). Murió en Temperley en 1995.
“Roberto Juarroz baja en Temperley. Un mapa posible de la poesía del conurbano sur” fue lanzado por Editorial Leviatán y está integrado por obras de Juan Etchegoyen, Jorge Cabrera, Alejandro Seta, Mariano Rolando Andrade, Marta Cwielong, Diego Roel, Nicolás Domínguez Bedini, Leonardo Varela, Sylvia Bonfiglio, Leandro Alva, Sergio Mercurio, Mario Paolucci, Luis Zavatto, Dante Schettini, Martín Ayos, Lydia Helander, Graciela Dopico, Gala Amarilla, Carolina Bartalini, Diego L. García, Nina Schiavone, Esteban Leyes, Concepción Flores, Gabriela Bruch, Lidia Risotto, Amelia Lapeyriére, Martina Cruz, Valeria Edith Salcedo.

Acceso e-book: https://www.bajalibros.com/AR/Roberto-Juarroz-baja-en-Temper-Martin-Ayos-Martin-Biaggini-Al-eBook-1933712?fbclid=IwAAR3rbiDrPRpaMrMTq0ebpXPW-B8y6rKpKwFk6v86RFtcJ_b7FiBAIgShXjY


[1] Extracto de una carta enviada por Roberto Juarroz a W.S. Merwin, traductor de su obra al inglés. Incluida como epílogo a Décimocuarta Poesía Vertical. Fragmentos Verticales, Emecé, Buenos Aires, 1997.

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