El ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, aseguró que las universidades tienen un “rol clave en la reconstrucción” del país luego de la pandemia del Coronavirus porque hay que diseñar “nuevos modelos e ideas”.

“El Estado puede mantener la situación, pero hay que construir otros paradigmas. Y para eso tienen que patear el tablero y ser disruptivas. Las universidades tienen que tener un gran anclaje en la realidad, con una base en lo que podemos hacer y hacia dónde queremos ir. Es tiempo de que marquen el camino hacia adelante”, aseguró el funcionario durante una charla organizada por el programa Agenda Compartida de la UNLa, en el marco de la Semana de la Evaluación gLocal 2020.

El Ministro también hizo hincapié-junto al vicerrector Nerio Neirotti- en la asistencia que el Estado le brinda actualmente a 11 millones de personas y que cubre cuatro realidades coexistentes: quienes viven en la pobreza estructural; aquellos que tenían un plan social y hacían una “changa”; los trabajadores informales, tales como el remisero, el carpintero, que ahora necesitan de una asistencia; y los que a pesar de tener un empleo formal no llegan a cubrir las necesidades básicas. 

“Una de casi dos familias recibe ayuda estatal por el nivel de deterioro e informalidad. Hoy buscamos sostener los ingresos, reforzar la alimentación y atender a los barrios más vulnerables. Lo mejor que tiene la Argentina es su red social, que se puso al hombro esta situación crítica”, explicó el funcionario.

Arroyo también se refirió a la “flexibilidad” que posee el Ministerio que encabeza a la hora de implementar o modificar políticas públicas e indicó que las mismas son el resultado de una combinación de gestión y planificación, pasión, conflicto, y territorio.

Al ser interrogado sobre las acciones a poner en marcha luego de la pandemia, el funcionario nacional afirmó que la Argentina tendrá altos niveles de pobreza, con gente en la economía informal y una fuerte deserción escolar. Sin embargo, apuntó a cinco sectores que serán clave en la demanda de mano de obra: la construcción, la actividad textil, la economía del cuidado, el reciclado y la producción de alimentos.

Sobre este último punto, Arroyo subrayó que el país tiene “muchas posibilidades y recursos” para venderle alimentos al mundo, pero que primero “tienen que comer y bien los 44 millones de argentinos”. 

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