Bajo la lluvia barbijos, distancia social y protocolos de seguridad: las elecciones departamentales y municipales uruguayas, diferidas cinco meses de la fecha original a causa de la Covid-19, fueron distintas de cualquier otra en cuanto al paisaje impuesto por la coyuntura sanitaria. Y a la vez fueron recurrentes: volvieron a marcar la división del electorado uruguayo hacia dos maneras casi opuestas de hacer política. La misma división que se había expresado con contundencia en el balotaje de noviembre de 2019, cuando la fórmula presidencial Lacalle Pou-Argimón se impuso con un 50.79% de los votos sobre la de Martínez-Villar que recibió el 49.21%.

“Estoy contenta por el triunfo del Frente en Montevideo, por seguir manteniendo la intendencia y porque tenemos por segunda vez una intendenta mujer -dice Sabrina Gilman, uruguaya nacida en la Argentina, profesora de música y preceptora-. El resto era más o menos dentro de lo esperable. Ya las presidenciales mostraban que había un desgaste”.

En las elecciones de este domingo el Partido Nacional gobernante le arrebató al Frente Amplio las intendencias de Rocha, Paysandú y Río Negro, el Partido Colorado se quedó con una en Rivera, y el Frente se asentó en Salto, Canelones y Montevideo, tres departamentos en los que se concentran unos 2,2 millones de los 3,5 habitantes de todo Uruguay. “Lo que me llamó la atención fue el tema de la campaña: la campaña sucia, las fake news que no son tan usuales en Uruguay se dieron mucho más, hubo que estar desmintiendo cosas -dice Gilman-. Ya el año pasado a nivel nacional se había dado, pero esta vez fue más fuerte”.

Hablamos también con Alicia Pedemonte, uruguaya residente en la Argentina desde hace 45 años. Alicia es militante de Casa Grande -la agrupación liderada por Constanza Moreira que integra el Frente Amplio- y milita en el Comité Centenario del FA.

¿Cómo viviste el triunfo de ayer en Montevideo, Canelones y Salto?

Prácticamente lo que se sacó ahí es el 60% del padrón. Puede resultar extraño, pero en realidad lo vivo con una precaria algarabía porque perdimos también tres departamentos de los seis que teníamos. Estamos muy contentos con Montevideo, pero Paysandú quedó en el camino, Rocha quedó en el camino, y son muy importantes también. El mapa quedó bastante dividido.

¿Por qué pensás que se perdieron estas tres intendencias?

El tema del campo es muy difícil en el Uruguay. Nos ha costado mucho ganar esas intendencias en su momento. Se maneja mucho con amiguismos y con punteros. Por ejemplo Canelones se gana, pero si tenés un mapa de cómo fueron las elecciones en las alcaldías vas a ver que solo ganamos en la zona costera y en la zona lindante a Montevideo; el resto del departamento, toda la parte rural, es blanca. Desde Buenos Aires hemos estado hablando mucho con todos los candidatos a intendentes de las zonas rurales en este tiempo, por Zoom, los de los departamentos que no son frenteamplistas. Y todos se encuentran con lo mismo: hay gente que te dice que no puede tener la bandera del Frente puesta en la casa porque pierde el trabajo. Se trabaja mucho de esa manera, hay mucho caudillismo. En el Uruguay hay dos puntas: la mayoría de la población vive en la zona costera, el Uruguay rural está bastante relegado.

¿Cómo pensás la convivencia con el gobierno nacional a partir de ahora?

Va a ser difícil. Nosotros venimos de tres períodos de gobierno frenteamplistas pero esta es la séptima intendencia que gana el Frente Amplio en Montevideo, o sea que ya tenemos 30 años de experiencia y de haber compartido con los otros gobiernos. No va a ser fácil y menos ahora que están dispuestos a aniquilarnos de cualquier manera al precio que sea. Han baleado compañeros que estaban haciendo pintadas, ayer en Salinas balearon a otro compañero que estaba repartiendo listas en las escuelas. Está pesado el tema, y además tenemos un agregado que no teníamos antes, que es Cabildo Abierto. Un partido dirigido por gente de lo que fue la Juventud Uruguaya de Pie en épocas de Pacheco Areco, en predictadura y dictadura. Eran parapoliciales. Ahora tienen un partido político y tienen representantes en el Senado, en Diputados, y han sumado puestos y cargos. Ese es el agregado que va a complicar muchísimo el panorama porque tienen otro poder: ya no estás peleando con blancos y colorados, ya tenés ahí una parte que es mucho más dura.

En nuestra región viene avanzando la derecha, ya fue un ejemplo la elección presidencial pasada en Uruguay.

Hay un tema, que se conoce poco y además como nos quieren vender un Uruguay maravilloso y fantástico de todas las maneras posibles… Pero hay cada vez más ollas populares, ya es impresionante la cantidad de ollas populares que hay en las zonas que han sido zonas industriales o barrios obreros. El Uruguay depende mucho económicamente de la Argentina, y ya Uruguay venía muy para atrás al no estar recibiendo turismo argentino durante la época de Macri. Al asumir esta gente y empezar a cerrar cosas, sobre lo anterior acumulado más la pandemia, hace un mes habían ido al seguro de paro cerca de doscientas mil personas. La situación económica en Uruguay no está fácil.

¿Cómo empiezan a trabajar con vistas a las próximas elecciones?

Ahora que pasaron ya las dos elecciones, la de octubre y la de mayo, lo primero que tenemos que hacer antes que nada es sentarnos a hacer una buena autocrítica y un buen estudio del campo en que vamos a desarrollar el trabajo. Nos estamos enfrentando con realidades distintas de las que enfrentábamos unos años atrás. A nivel prensa, a nivel de los jueces, es todo como acá. El presidente Lacalle Pou quiere sacar leyes que ya fueron aprobadas por el gobierno del Frente Amplio como la marihuana libre, el aborto. Vamos a tener que replantearnos un montón de estrategias para el próximo período pero con más fuerza que nunca. Nosotros somos especialistas en ser golpeados y vueltos a parar.

“Espero que pronto podamos tener otro gobierno del Frente a nivel nacional -termina Sabrina Gilman- porque este, en los poquitos meses que llevamos, ya ha demostrado que viene a romper y a barrer con las cosas que ha hecho el Frente y que han sido buenas para el país. Lamentablemente no nos ha servido lo que pasó acá, que sufrimos a Macri y después cuesta remontar. Eso allá lo están viviendo ahora. El Frente siempre ha sido muy militante como oposición, de salir la gente a la calle: ojalá que puedan hacer frente a las malas políticas de la derecha. ‘A redoblar’ como dice la canción, y esperemos que así sea”.

A redoblar
Es una canción del grupo Rumbo: compuesta por Mauricio Ubal y Rubén Olivera, e interpretada por primera vez en 1979. En aquel contexto oscuro y falto de libertad, “A redo-blar” se convirtió rápidamente en referente del canto popular uruguayo y de la canción de protesta durante la dictadura cívico-militar de 1973-1985.

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