¿En qué se parecen la cotidianidad del conurbano bonaerense y la vida rural de Andalucía? ¿Qué tiene que ver la España prefranquista con el 2001 argentino?
El grupo Los payasos del Matute, creadores y protagonistas de Tercer cordón del conurbano, una tragedia marrón, se encargó de lograr la alquimia entre estos términos en unaobra que combina el texto de Federico García Lorca con los hábitos y vicisitudes del conurbano, sobre el telón de fondo de una de las peores crisis de nuestra historia reciente.
Estrenada en diciembre de 2023 en el “Kultural Matute” de Gerli, Avellaneda, Tercer cordón… viene a sumarse a 24 toneladas, espectáculo del mismo grupo que trata la quema de libros del Centro Editor de América Latina[1]. Ambas obras terminaron hace muy poco una temporada porteña en el teatro Beckett, donde se presentaban dos días diferentes de la semana. “El hecho de estar en la misma sala estuvo bueno —nos dice Paula Sánchez, directora de ambas propuestas—, porque quienes veían una obra después veían la otra, y había algo que se complementaba en los lenguajes y en las temáticas como parte de un proyecto más global que tenemos como compañía”.
¿Por qué Tercer cordón del conurbano es “una tragedia marrón”?
Es una tragedia porque es una adaptación bastante fiel de Bodas de sangre. Del original no incluimos algunos personajes y otras cosas, pero el texto en sí y sobre todo la trama principal es fiel, en algunos casos aggiornados al conurbano bonaerense. Todo el tiempo hicimos una especie de paralelo entre el texto y cómo sería el mismo en este medio.
¿Por qué eligieron el 2001 como marco temporal?
Cuando estábamos empezando a armar este proyecto, que fue posterior a 24 toneladas, todavía no estábamos viviendo la realidad que estamos viviendo ahora. Pero ya veíamos venir algunas cosas en términos de este enfrentamiento de pobres contra pobres, este tratamiento de clases donde el que tiene la casa de material mira con desprecio al que tiene la casa de chapa pero, básicamente, vive al lado; tampoco los discursos de odio y de discriminación. Cuando empezamos a trabajar dijimos “Bueno, si hay un momento donde sentimos que todo esto fue como icónico es el 2001”: entonces decidimos situar la obra en ese momento como símbolo de que, por cómo venían las cosas, podíamos estar por volver a ese tiempo.
¿En qué año empezaron a trabajar Tercer cordón…?
Después de la pandemia. Era impensable que fuéramos a terminar en esto que sucede ahora y tan rápido, todavía teníamos un poquito de esperanzas de que pudiéramos salir un poco más airosos pero no, no llegamos a imaginar lo que se venía. Sí nos imaginábamos y sentíamos que se venía mucha tensión en los discursos y mucho odio, y de alguna manera quisimos tomarlo y hablar de eso. Pensamos que la obra iba a ser como un llamado de atención, y no una cosa predictiva.
¿Qué significa que la obra sea una adaptación colectiva?
Mariano Bragan, el actor que hace de Leonardo —con quien también escribimos 24 toneladas—, ya hace mucho tiempo que estaba con ganas de hacer Bodas de sangre. Al volver de las Fiestas Provinciales de Teatro con 24 toneladas me plantea hacerla en tono de clown. En un momento me dijo “Leo la obra y pienso en el conurbano”, y ahí nos pusimos a investigar y trabajar. La obra también fue el producto del proceso colectivo con los actores, con varios nos sentamos a analizar el texto y a pensar cómo traducirlo al conurbano.
El lugar que refleja 24 toneladas, donde se quemaron los libros del Centro Editor, está cerca del Kultural Matute, ¿no?
Exactamente. Antes de la pandemia, veníamos con Mariano de trabajar en la Escuela Municipal de Circo de Avellaneda y teníamos ganas de hacer algo con varios integrantes de la Escuela, varios profes, algo que fusionara el circo y el teatro y nos llegó esta historia que había sucedido ahí nomás. Empezamos a investigar y dimos con la gente del Centro Editor, escribimos la obra, y nos pusimos a montarla.
¿Hay gente que ve la obra y no conocía la quema de libros?
Sí, en Avellaneda impactó muchísimo porque fue una historia de ahí. En 24 toneladas impacta mucho también el lenguaje, es una obra que fue originalmente pensada para infancias pero no es solamente para ellas: en el público adulto genera el mismo impacto. A su vez tiene un lenguaje muy lúdico, tiene muchísimo humor, mucha belleza, hemos trabajado mucho las imágenes. Por otro lado decidimos hablar de lo que nos hubiera gustado que fuera el final, que es que los niños salvan los libros: finalmente en 24 toneladas se los llevan a su casa de una manera muy simbólica. Como un acto de reparación histórica dijimos “Hasta que no repartamos 24 toneladas de libros, no paramos”.
¿Los estrenos son en el Kultural Matute?
Sí, las obras salen un poco de ahí, sobre todo Tercer cordón. Es un espacio muy chiquito escénicamente pero no nos importa, nos acomodamos y las hacemos igual. Seguramente también vamos a terminar el año con algunas funciones allá. El centro cultural tiene además un comedor que arrancó en la pandemia pensando que solo iba a durar ese tiempo, y siguió. Los actores cocinan dos o tres veces por semana, además hay talleres. La gente lo tomó como un espacio de referencia.
¿Habían presentado otras obras antes?
La compañía Los payasos del Matute se termina de formar ahora. Históricamente son un grupo de payasos que venían haciendo obras de clown y otras cosas, pero con estos proyectos empezamos a consolidar la compañía propia.
Las obras se presentan también en festivales en otras provincias, ¿cómo las reciben los públicos que no están dentro del AMBA?
Tercer cordón… habla del conurbano, pero también de la realidad argentina donde la clase media se quiere despegar de la clase baja sin saber que además estamos a un centímetro de distancia, y que esa distancia es cada vez más delgada. El planteo de la obra va por ahí. Es algo que interpela a todos independientemente de dónde vivamos. Hay, sí, cosas específicas del conurbano, pero la obra no habla solamente del conurbano: habla de la tragedia de no darse cuenta de que el enemigo no es esa persona que está al lado mío, sino los que llevaron a que esa persona no tenga agua potable y que yo esté al borde de no tenerla tampoco.
Como directora, ¿estás en otros proyectos, además de estas dos obras?
Sí, estoy con una compañía de teatro para infancias, Ligeros de equipaje, desde hace 16 años: trabajamos desde un lugar no estereotipado; la referencia sería Hugo Midón. Y tengo otra compañía que trabaja a la gorra con una obra en el Café Artigas de Paternal, que se llama Alicia Gigena y habla sobre la violencia de género desde un lugar que no es el golpe bajo: tiene momentos absurdos, uno se ríe, y al rato dice “¿de qué me estoy riendo?”.
Actúan: Mariano Bragan, Mariela Fernández, Carolina Gliglazza, Manuel Luchetti, Alejandra Robles, Guido Sotomayor
Técnico: Germán Navarro
Música: Lara Bragan, Franco Napolitano
Dirección: Paula Sánchez
[1] El 26 de junio de 1980 la dictadura cometió el mayor atentado contra los libros. En un baldío de Sarandí, Avellaneda, se quemaron un millón y medio de ejemplares del Centro Editor de América Latina (CEAL) por orden del juez de La Plata, Gustavo de la Serna.
Hacer Comentario
Haz login para poder hacer un comentario