Un África americana
Sané y Garzón en el Tribunal Internacional de Mediación de la Universidad

Entre los destacados oradores extranjeros invitados al Congreso Nacional de Filosofía, estuvieron en el campus de la UNLa Pierre Sané -ex secretario general de Amnistía Internacional, actualmente director adjunto para las Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO y coordinador de la fundación Imagine Africa– y el ex juez Baltasar Garzón. Una de sus actividades fue visitar el Tribunal Internacional de Mediación académica inaugurado recientemente en la Universidad, donde brindaron su apoyo al proyecto y asociaron algunos de los desafíos que se presentan en el conurbano bonaerense con los que existen en algunos rincones de África, en los que la injusticia y el hambre son una realidad cotidiana y dramática.

En la Argentina la mitad de los chicos –según cifras oficiales y de UNICEF- son pobres. Estos números son aún más elevados en África. En ambos casos lo que desaparece en los chicos con hambre es todo sueño y toda posibilidad de imaginar un futuro: por eso Sané llamó a su fundación Imagine Africa, y por la misma razón cree que el principal obstáculo que todo académico y abogado activista en Derechos Humanos debe enfrentar, es la pobreza. Sané coincide con Thomas Pogge en caracterizar a la pobreza como un crimen; y si la pobreza extrema es un crimen, la obligación de todo Estado es eliminarla. Erradicarla. Los chicos no pueden comer del piso como sucede hoy en Haití, donde comen tierra para paliar el hambre, mientras las instituciones miran para otro lado.

Sané y Garzón, quienes son parte de toda una historia de combate a la impunidad, enfatizaron en su visita al Tribunal la importancia de bajar la justicia a la acción, sobre todo a los sectores más vulnerados de la sociedad, que desconocen muchas veces sus propios derechos.

Vínculos

Durante la visita al edificio Ortega Peña –sede del Tribunal Internacional de Mediación de la UNLa- y una cena con la rectora Ana Jaramillo antes de dejar el país, Pierre Sané nos contó que su tío fue una vez a pescar con el Che Guevara, en Mali, y que existe una foto de ambos compartiendo esa actividad que está en el museo de la Universidad de la Habana. ¹⁾Freland, Francois Xavier. «Mali: le Che comme chez lui». En Jeuneafrique. Octubre 2016. El ministro Seydou Badian Kouyate, quien murió en 2018 y estaba casado con la hermana de la madre de Sané, fue quien tomó la foto. Seydou Badian Kouyaté, tío de Pierre Sané, fue un reconocido escritor y político maliense. Escribió la letra del himno nacional maliense, «Le Mali».Sané dijo que quiere recuperar esa foto, o pedir que le envíen desde Cuba una reproducción: él solo la vio una vez, cuando era chico, pero recuerda a su tío y al Che pescando delante de un hermoso paisaje. (También Guzmán Tapia, el juez que procesó a Pinochet y es hijo de un gran poeta chileno, suele pintar paisajes que decoran su casa en Santiago). Nos comentó además cómo Cuba ayudó a la liberación de Angola. Y cómo los médicos cubanos están actualmente en África, trabajando y ayudando. Por otro lado el abuelo de Sané fue embajador de Senegal en Brasil, cuando la embajada ubicada en Río de Janeiro se trasladó a Brasilia; Celso Amorín tiene una foto de él.

Pierre Sané nos dijo en síntesis que sus vínculos con América Latina son muy fuertes, y que por eso decidió aceptar la invitación a participar en el Congreso Nacional de Filosofía que se celebró en nuestra Universidad encabezando, con su conferencia magistral, la mesa de Filosofía de la Dignidad Humana. Porque él cree en los vínculos entre África y América Latina. Él cree en un África americana. Piensa que ambos continentes tienen una historia común y un presente con desafíos comunes. Cree que son dos continentes hermanados por el desafio de la descolonización, algo que también repite Eugenio Raúl Zaffaroni desde la Criminología, cuando reivindica a Fanon. África y América Latina son dos continentes que tienen que seguir rompiendo las cadenas que todavía los atan y les impiden dialogar entre sí, sin intermediarios. Sin interferencias. Sin condicionamientos. Sin extorsiones ni presiones. En forma libre, independiente y soberana.

Sané vuelve sobre la historia de la foto de su tío con el Che pescando en Mali, porque quiere reflejar la importancia de la labor de Cuba en la liberacion del continente, en la independencia de muchos de sus países: sin embargo, ese diálogo no parece seguir existiendo. También enfatiza que los cubanos, como los franceses y casi todos los pueblos verdaderamente revolucionarios y libres, son pueblos que cantan. Pueblos felices. Alegres. Que hacen escuchar su voz. Sané cree en el poder de la imaginación y de la palabra para la liberación.

Sané y Garzón

Sané conoció a Baltazar Garzón siendo Secretario General de Amnistía Internacional, en Londres. Nos contó que viajó a Madrid en los años 90 para almorzar con Garzón, entonces Juez, y preparar la aplicación de la jurisdicción universal para procesar a Augusto Pinochet por crímenes de lesa humanidad. Recuerda cómo Pinochet se fue en silla de ruedas desde Londres aduciendo graves problemas de salud, y pocas horas después, al descender del avión en Santiago, pudo “milagrosamente” volver a caminar. Sané y Garzón intentaron trabajar en forma coordinada y conjunta, venciendo la impunidad de crímenes tan graves y se reencontraron, una década después, en la UNLa.

Nos preguntó Sané si recordábamos el espanto de Colonia Dignidad, en Chile. Paul Schäfer, ex nazi y director de ese lugar de retiro donde se cometieron decenas de abusos y violaciones, fue detenido en la Argentina en 2005. No fue casualidad, porque en ese entonces en la Argentina ya se aplicaba, con Eduardo Luis Duhalde como Secretario (a quien Sané conoció), una politica de Derechos Humanos consistente, bajo las banderas de Memoria, Verdad y Justicia. La detencion de Schäfer en la Argentina y no en Chile no fue casual: su liberación en Chile, tampoco.

En aquella oportunidad Sané viajó a Chile para insistir con la detención de Pinochet, que fue intentada por el juez Guzmán Tapia, quien suele decir que los argentinos tenemos el mérito que no tuvo Chile: haber juzgado a los dictadores y haberlos condenado. Haberlos enviado a prisión, a cárcel común. Chile perdió esa oportunidad.

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