Cristian Varela es licenciado en Psicología y estudió Psicología Social con una formación no tradicional. Hizo un doctorado en Ciencias de la Educación por el convenio entre las Universidades Nacionales de Tres de Febrero y Lanús. “El norte de mi formación siempre fue la cuestión institucional –dice-. Mi actividad profesional consiste en analizar instituciones, intervenir en instituciones, y eso me apasiona. De alguna manera este interés es continuación por otros medios del interés por la política que signó mi adolescencia y mi juventud en los años 70”. En la Universidad Nacional de Lanús, además de ser titular de una materia de grado, Cristian hace docencia de posgrado en la Maestría en Salud Comunitaria, en la de Epidemiología y en la Especialización en Gestión en Salud. En el primer cuatrimestre de este año sumó una forma inédita de presencia en la Universidad: la muestra escultórica “Externa intimidad”, que se exhibió en el Espacio de Arte de la UNLa.

 

-¿Cómo llegaste al arte de la madera?

-Cuando llega el golpe militar del ’76 me fui a San Martín de los Andes, donde tomé contacto con la naturaleza, con la madera y con la carpintería. Ahí se selló algo que treinta y pico de años después resurge como el arte de la madera. Siempre había imaginado que alguna vez cuando me jubilara iba a retornar a la carpintería, pero se me cruzó la talla en madera, y me atrapó.

 

-¿Cómo fue tu vuelta de San Martín de los Andes?

-Estuve allá del ‘77 al ’81. Cuando volví retomé los estudios, vendí la carpintería, y arranqué con una vida académica que aún hoy continúa. Ahora estoy tensionado entre la vida académica y la vida artística.

 

-¿Cuándo entró el arte en tu vida?

-Hace cuatro años terminé una tesis de Doctorado sobre las instituciones, en la cual trabajé todos los días durante un año corrido. Terminada la tesis no pude abrir un libro ni leer una pantalla de computadora. Vivo cerca del Museo Sívori e iba allí normalmente. Ahí hay un taller de talla, y yo me decía “cuando termine la tesis voy”. Me atrapó y a partir de ahí empecé a producir obras. Es un poco ecléctico, hay tallas y hay instalaciones. Ambas me atrapan.

 

-Trabajás con madera reciclada, ¿no?

-Sí. Empecé a sacarlas recorriendo las vías del tren, por Palermo. Acá en Lanús encontrás lo mismo. También uso los trozos de tala de los árboles que dejan en la vereda. Ahí elijo los pedazos que me parecen interesantes. Hay maderas duras y exóticas: eucaliptus colorado, roble, sófora, que es una madera japonesa. En la ciudad y en el conurbano hay muchas especies exóticas. El que las corta no sabe lo que está cortando y lo deja abandonado ahí.

 

-¿Cuántas obras componen la muestra?

-Catorce. Todo lo que hice en cuatro años. Cada obra me lleva unos tres meses.

 

-¿Cómo producís: con una idea previa, o empezás a trabajar la madera y vas encontrando la obra?

-Hay dos polos de la cuestión. El primero es que uno tiene una idea y para materializarla busca el trozo de madera que más se adecua a eso. El otro es que uno encuentra un trozo de madera que le llama la atención y empieza a seguir lo que la madera pide o determina. Así, tenés tres tipos de obra. Unas son las obras abstractas donde uno siguió el movimiento ylas posibilidades de la madera; en el otro polo tenés obras figurativas donde uno quería representar determinada cosa; y en el medio, tenés algo que para mí en realidad es abstracto pero tiene mezcla figurativa. Uno le va sacando a la madera formas que la madera permite, pero como uno tiene un inconsciente visual, también le encuentra figuras y formas.

 

-¿A qué obedece el nombre de la muestra, “Externa intimidad”?

-Tenía que buscarle un nombre y una amiga pintora -que un poco criticaba lo ecléctico de mi obra- me dice “¿de dónde sale ese eclecticismo? ¿por qué hiciste las obras que has hecho?”. Entonces yo digo “es la primera vez que me lo pregunto, pero puedo decir retrospectivamente que cuando empiezo a tallar me van apareciendo figuras, formas, representaciones de una suerte de folclore peronista”. Se ve que eso estaba dentro mío y tenía que sacarlo. A la par que voy sacando eso se me van ocurrieno otras cosas que ya están más determinadas por la madera y dejo que sea la madera la que se exprese. Antes de estudiar psicología estudié arquitectura porque me gustaba mucho el dibujo: respeto mucho al lápiz, un instrumento sencillísimo pero que te permite una amplitud de posibilidades enorme; con una hoja en blanco y un lápiz podés inventar un mundo. Me dediqué a recoger todos los lápices abandonados que encontraba. Un día tenía un montón de lápices y me regalan una bandeja de tipografía: mezclé una cosa con la otra y armé una instalación. Ahí me di cuenta de que hay mucha creatividad en dejar que el inconsciente determine la mixtura entre dos elementos que si no nunca se hubieran juntado. Hay un trozo de madera de andén y un hierro que estaba en el campo, y uno les encuentra algo, no sabe qué, y los combina.

 

-¿Esa es la “externa intimidad” del nombre?

-Hay algo que tiene que ver con la psicología y con mi práctica en las instituciones, y con la atención flotante del psicoanálisis: hay que creer más en la productividad del inconsciente, y no forzar a la conciencia a que resuelva algo sino suprimir la conciencia, dejarla flotante, y dejar que sea el inconsciente el que establezca relaciones entre las cosas. Y eso es la “externa intimidad”. Me di cuenta de que me habían empezado a salir cosas pendientes que tenían que ver con la historia política, pero después me di cuenta de que había otras cosas que podían salir si uno les daba autorizacioón para que salieran y las aplicaba a materiales concretos.

Hay un trozo de madera que tiene incrustadas dos estatuitas de gallegos que eran de mis abuelos gallegos y yo las guardaba por afectividad familiar y porque eran tallas en madera. Y un día veo eso y veo un pedazo de madera de una viga de lapacho, y digo son una para la otra.

 

-¿Cuál es la próxima exposición?

-Ahora estoy transitando ese vacío que se produce cuando termina una muestra. Y como esta fue la primera muestra retrospectiva mía el vacío es un poco mayor. Al día siguiente de montar la exposición me puse a producir más obra. Tengo tres obras ahora en ciernes, y no estoy pensando en exponer sino en producir.

 

-Tu trabajo, además de artístico, recicla materiales, ¿no?

-Un amigo de toda la vida, artista consagrado, cuando iba a hacer la muestra me empezó a preguntar sobre las obras. Cuando le fui contando “esto era una viga de una construcción”, “esto era un durmiente”, me dice “ah, pero eso les da otro valor a las cosas, eso vos lo tenés que plantear en la muestra”. No me había percatado de que hay un plus en el hecho de rescatar algo que ya había perdido su utilidad y su sentido inicial y darle un nuevo sentido.

 

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