La carrera de Mariano Memolli tuvo su comienzo hace 27 años, cuando a través de un aviso en el diario se postuló para ir a la Antártida a hacer una campaña. Allí lo contrataron como médico y jefe de la base científica Jubany en el año 90. Fueron dos años sin volver. “Después de haber vivido allí tanto tiempo, me enamoré de la Antártida. Fui para trabajar con la epidemiología y los problemas que había a nivel antártico. Me dediqué a la investigación de una sustancia que se extrae de las algas para detectar subgrupos de sangre y que podría llegar a dar otros usos en el tema antártico”, cuenta. En el ámbito científico, Mariano también realizó investigaciones acerca de la radiación ultravioleta y sus consecuencias en la salud humana y participó en proyectos sanitarios conjuntos con bases latinoamericanas. En 2003 lo propusieron como Director Nacional del Antártico, lugar en el que bregó por la fortaleza regional y por una patria grande bicontinental en donde el eje sea la actividad científica. Actualmente, continúa transmitiendo su experiencia y conocimiento a través de artículos publicados en Ecoantártida y trabaja en el Hospital Piñero de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

-Científicamente, ¿por qué es tan relevante el continente antártico?
-La ciencia es poder, el conocimiento es poder. Los países más desarrollados económicamente son los que más han invertido en la ciencia del desarrollo y la innovación, esto genera un beneficio positivo para sus pueblos y es lo que no les dejan desarrollar a los pueblos colonizados.

-Comparativamente con esos países, ¿qué importancia geopolítica le dio históricamente nuestro país?
-Si hablamos brevemente de historia, el primer impulsor es Francisco Pascasio Moreno. Cuando vino la expedición de un sueco, Otto Nordenskjöld, dijo “le vamos a dar apoyo pero tiene que participar un argentino para que entienda lo que van a investigar” y así fue como lo manda a José María Sobral que era un marino al que designaron voluntario. Sobral termina siendo el primer geólogo de Argentina. Moreno también impulsa la primera base del mundo en la Antártida que fue Orcadas en 1904; lo de Nordenskjöld fue a fines de 1901. Recién 40 años después el Reino Unido tiene una base permanente en la Antártida. El propósito de Orcadas era conocer la influencia del clima antártico sobre la Patagonia y los fenómenos geomagnéticos, por eso la base dependía del Ministerio de Agricultura y Ganadería. La otra gran revolución la hace Perón durante su primer gobierno, él entendía su valor geoestratégico y su importancia en el paso de los dos océanos; después de la Segunda Guerra Mundial e inicio de la Guerra Fría, entendía que tanto británicos como nazis habían trabajado en la Antártida y que, inclusive, hubo un proyecto que nunca se materializó de los propios alemanes que querían tomar las Malvinas.

-Mayormente es un territorio inhóspito. ¿Falta mucho por explorar?
-Sí, falta mucho todavía. Hay un glaciar enorme de tres mil metros de espesor que no permite llegar a la profundidad. Falta explorar aún más los mares y la biodiversidad antártica.

-La maquinaria necesaria para perforar y la tecnología aplicada requerida para todo ello es muy costosa ¿Hay inversiones previstas en nuestro país? A diferencia de otros, ¿Argentina quedará relegada en desarrollo y explotación?
-Sé que se han reducido fondos para la investigación y hay dificultades para la campaña antártica que viene. Lo cierto es que sí hubo una gran intención de mejorar la ciencia: el rompehielos Almirante Irízar se diseñó para mejorar las capacidades científicas de Argentina en los mares antárticos. Tener un rompehielos que llegara a latitudes tan extremas nos ponía al nivel de Alemania y EE.UU. y se hizo bajo la lógica de una democracia que interpreta a la ciencia como uno de los factores de poder. Argentina siempre tuvo algo que no tuvieron los demás que son sus científicos y las capacidades y técnicas que han desarrollado. Esto hace que resulte incomprensible para países desarrollados como Gran Bretaña, Noruega o Chile entender cómo la ciencia argentina está en el puesto 12 del ranking mundial, compitiendo con Europa, Norteamérica, China, Corea del Sur, etc.
Acá se da un fenómeno muy interesante que es el rol de las Fuerzas Armadas como política de Estado para sustentar el conocimiento científico. Aun en las épocas más oscuras del país, se ha prestado apoyo, por eso en el Ejército la carrera antártica es prácticamente independiente y sus oficiales rara vez llegan a generales: se dedican tanto a la Antártida que no cumplen con todos los pasos como el resto de sus colegas. Esto es muy importante, ya que sin un apoyo logístico adecuado la ciencia no crece. Uno encuentra muchos militares que están convencidos de apoyar al poder civil para que la ciencia se desarrolle, incluso más que los propios sectores del Estado.

-¿Qué recursos naturales ofrece que puedan resultar significativos en el futuro del planeta? ¿Es un reservorio para la humanidad?
-La Antártida está manejada por un sistema político especial que tiene a la ciencia como su centro de acción. Hay dos matrices para saber cuáles son los recursos: una es la matriz alimentaria y otra es la matriz energética. Si bien está prohibido hacer investigación para la explotación, conocemos que los continentes estaban unidos, que existía Gondwana y que la Antártida es una escisión de esos continentes juntos. Si hay petróleo y piedras preciosas en el sur de África y en el sur de América, quiere decir que los hay. Por otra parte, los recursos del mar a nivel antártico y en aguas subantárticas son muy grandes, específicamente en el Arco de Scotia. Ahí hay caladeros de pesca con muchas especies marinas que han resistido a la sobreexplotación pesquera en el mundo y se reproducen en ese lugar.

-En algunos artículos se suele afirmar que la Antártida será escenario de futuras disputas en pos de asegurarse las potencias recursos no renovables que se esconderían debajo del bloque gélido. ¿Qué hay de cierto en esto? ¿Podría producirse una nueva disputa con Gran Bretaña?
-Gran Bretaña tiene una política especial y va por todo: por Malvinas, por las islas Georgias y Sándwich y por Antártida. Gran Bretaña va por todo, por eso hablan de los territorios de ultramar británicos que incluyen a la Antártida, porque son conscientes de los recursos que hay en esos lugares: tanto los recursos en el Arco de Scotia como en la plataforma de Malvinas, más lo que puede haber en la Antártida. ¿Qué hay de importante en conocer la biodiversidad bacteriana de la Antártida? A priori, poco, pero cuando uno se pone a tirar del hilo para desentramar esa maraña, empieza a notar la real fiebre del oro. Las bacterias antárticas son muy competitivas entre sí, una bacteria tiene que matar a la otra para competir por el alimento. En el caso humano, lo que observamos con el virus del HIV es que muchos antibióticos no fueron efectivos debido a una mayor resistencia bacteriana. Hace mucho tiempo que no se descubren nuevos antibióticos, sino que se mejoran los que ya están. Los nuevos antibióticos van a provenir de bacterias antárticas.

-Claramente será a través del negocio de los laboratorios farmacéuticos y el patentamiento de sus futuras drogas.
-Justamente, porque el patentamiento es un acto de soberanía. ¿Cuál es la posición de la ex Unión Soviética y los Estados Unidos? Desconocen todo reclamo de soberanía y la reserva que hicieron es de reclamar lo que ellos consideran que deben reclamar, nunca se limitaron a un sector; entonces ellos pueden estar en todas partes y pueden utilizar esos recursos porque de hecho son los que más están fomentando patentes. Ahora hay un nuevo actor que está jugando en la Antártida que es China. China es el país que más ha invertido en la Antártida en los últimos diez años.
Los países, cuando firman el Tratado Antártico, no todos reclaman sector; hay algunos que lo consideran un patrimonio. Los que sí lo hacen, escriben en el artículo cuarto que mientras dure el Tratado nada se puede hacer a favor de nuevos reclamos, o sea, se preserva a los siete países que estuvieron desde el vamos, en donde Argentina tiene un capital histórico muy fuerte a través de la ciencia. Por eso digo que Perón fue un revolucionario cuando dijo “la ocupación militar sola no alcanza”, que había que hacer una ocupación por el conocimiento y crea el Instituto Antártico Argentino en 1951 y en 1954 adquiere el rompehielos General San Martín.

-En una entrevista usted afirmó que “lo que pase en el mundo en los próximos 10 años será determinante”. ¿A qué se refiere con esto?
-Al agotamiento de la matriz alimentaria y la matriz energética. Una proyección a futuro es que el Tratado Antártico podría caer. Sabemos que en la historia del mundo ningún tratado duró para siempre, entonces hay que estar preparados para dar la pelea en donde la podemos ganar y ello es sin duda con la ciencia. ¿Cuánto cuesta un misil y cuánto se puede investigar con el costo de ese misil? El proyecto Pampa Azul dedicado a investigar el Atlántico Sur, los espacios que le corresponden a Argentina y las aguas internacionales, significó gran cambio en la mentalidad porque se entiende que el territorio no es solo lo que pisamos, sino también lo que navegamos.

-¿Cómo influye la Antártida en el clima del mundo?
-El tema del cambio climático global es una realidad. Influye en la cadena alimentaria y con grandes períodos de sequías o de lluvias aparecen nuevas enfermedades. Nosotros estamos preparados. La serie de datos más completa del mundo a nivel de cambio climático global en la Antártida la tiene nuestro país, porque empezó en 1904 con la Base Orcadas. No hay mejor referencia al cambio climático que la Argentina y la hemos compartido con el mundo y en ese sentido sí hubo una lógica de continuar mejorando la investigación en la Antártida, por eso decía que lo que hagamos en los próximos 10 años es central para el futuro. El Irízar tiene que salir a navegar y tiene que mejorarse la capacidad científica en las universidades en cuanto a la inclusión. Me preocupa que el actual gobierno haya cancelado los convenios con las universidades. Los mejores paleontólogos del mundo a nivel antártico fueron estudiantes de universidades públicas y grupos armados para la investigación científica no podrán viajar este año.

-¿Cómo impacta el cambio climático en ese continente? ¿Cuánto se perderá y cómo impactará el creciente volumen del agua y las corrientes oceánicas?
-Puede haber un aumento en el nivel del mar, lo que no se sabe es la gravedad porque se desconoce lo que puede pasar; es decir, si esto provocará una nueva glaciación en donde el gran aporte de agua al océano enfriará la superficie terrestre o que, por el contrario, el agua comience a evaporarse, se cree un efecto invernadero y aumenten las temperaturas. Se desconoce la capacidad de la atmósfera y de la tierra para absorber el agua que va a provenir de la Antártida, teniendo en cuenta que hace 70 millones de años tuvo un clima subtropical y no había hielo. Para ello hay que hacer más estudios. Independientemente de ello, sabemos que estamos ante un cambio climático mundial y ante un riesgo. Hay enfermedades que se están tropicalizando, el sur está teniendo enfermedades del norte. La pregunta es: ¿cómo llegamos a esto? Si son los países industrializados que contaminaros de más, entonces, ¿quién va a pagar el costo de ese cambio climático? ¿Con los fondos de quién? ¿Por qué como Estado Argentino tengo que salir a mitigar los efectos y consecuencias del cambio climático global, cuando quienes nos llevaron a esto están en la misma situación que nosotros y económicamente desarrollados? Es una nueva lógica que hay que discutir.

-Retomando el tema de las enfermedades, ¿no es un asunto asociado con la industria farmacéutica y los grandes laboratorios que, en todo caso, actúan como lobbistas a través de los principales Estados?
-Te entiendo y lo comparto. Si, la política de Estados Unidos la financian las trasnacionales, eso está claro. Las grandes trasnacionales como Monsanto o Kellogg´s tienen una influencia en las universidades: el sistema financiero paga a profesores en Estados Unidos y en Europa para que asesoren en la línea que ellos quieren. Ahora, en nuestro caso, ¿qué profesionales queremos que egresen de la universidad pública para mejorar el sistema productivo argentino? Yo discuto mucho en estos momentos el valor de la autonomía universitaria, el valor de la universidad pública y de las instituciones con innovación cultural.

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