La población está envejeciendo de manera progresiva, y la Argentina se caracteriza por ser uno de los países con mayor envejecimiento de América Latina.

El envejecimiento poblacional, un gran logro de la humanidad, se convierte a su vez en un inmenso desafío para que aquellos años de vida que se prologan sean vividos, además, con calidad, en condiciones adecuadas, y con oportunidades de salud, de participación y de seguridad. Aparece aquí la noción de “autocuidado”: cada persona tiene una cuota de responsabilidad como protagonista de su propio envejecer, sobre todo en lo que se refiere al cuidado de la salud y el estilo de vida entendido como forma de vivir de cada uno.

Como un aporte más a la comunidad, la Universidad fue la sede de una Jornada de Envejecimiento Activo y Salud que se realizó sobre el fin del cuatrimestre pasado. “Estos programas para mayores son programas educativos que están dentro de la Dirección de Educación Permanente –dijo al respecto Noemí Perri, directora de Educación Permanente de la UNLa-. Este es el onceavo año que cumplimos en esta tarea. En estos once años siempre nuestro norte fue el derecho a la educación, uno de los pilares de nuestra Universidad, que además en estos últimos años estuvo apoyado y acompañado por políticas públicas”.

El encuentro contó con la presencia de representantes de instituciones nacionales que disertaron frente a los asistentes. La Dra. Claudia Jaroslavsky, coordinadora del ProNEAS -Programa Nacional de Envejecimiento Activo y Salud para Adultos Mayores-, explicó que “tenemos como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas mayores y para eso hacemos distintas actividades. Tenemos distintos ejes, distintos objetivos: uno de ellos tiene que ver con interactuar con distintas instituciones como en este caso la Universidad, y con poder llevar adelante, como hicimos en la jornada de hoy, la temática de envejecer con salud. Es decir, cómo podemos aprender, desde una universidad, a tener hábitos saludables. De eso se trata el desafío, de poder intercambiar con las personas y de que cada uno de nosotros se lleve algo para el futuro.

El magister Jorge Paola, asesor de este programa que cuenta con el financiamiento de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, también estuvo en la jornada. “Cuando digo un curso de vida, digo de alguna manera que esta idea interdisciplinaria debe también trasladarse a la situación de las personas comunes –comentó-. No pensamos el envejecimiento activo desde nuestras disciplinas sino también en la posibilidad de diálogo con los que transitan hoy una edad determinada y con los que aún no han vivido ese tipo de cosas, con el objeto de generar intercambios. Para nosotros es un desafío interesante el venir a la Universidad de Lanús y poder contribuir con nuestras ideas y nuestros planteos a todo lo que hace la Universidad en materia de mayores y en todas las cuestiones intergeneracionales”.

 

La cuarta etapa

Otro de los panelistas fue el ingeniero Rafael Kohanoff, director del Centro de Tecnologías para la Discapacidad del Instituto Nacional de Tecnología Industrial. El Centro lleva a cabo un programa nacional destinado a fabricar dispositivos de calidad y bajo costo para personas con discapacidad, bajo el fundamento de que la rehabilitación requiere dispositivos que no siempre son accesibles para niños, ancianos y personas con discapacidades de todos los rincones del país. Este programa prevé que los elementos sean fabricados por los alumnos de unos 80 establecimientos de educación técnica y Centros de Formación Profesional del país, que incorporaron esta propuesta como parte de su proyecto institucional. Entre los más de 40 desarrollos que el programa lleva realizados, se cuentan desde lo más elemental, como la creación de un dispositivo para apoyar bastones o un calzador de zapatos, hasta el diseño de un circuito de aparatos que costó 70 mil pesos para la rehabilitación de niños con parálisis cerebral, que cumple la función de un equipo suizo que sale 700 mil euros.

Con respecto a la Jornada de Envejecimiento Activo y Salud y a los adultos mayores, el ingeniero Kohanoff dijo que “Es una cuarta etapa de la vida, que no está organizada. Entonces, primero necesitamos que la gente tenga la salud suficiente para llegar a esta edad avanzada con buena salud y que pueda mantenerse. Pero a partir de ahí, es un vacío. Somos en este momento cinco millones de personas de más de 65 años en el país. La mayoría no sabe qué hacer. La organización de esta etapa requiere actos como este, en el cual el Ministerio de Salud a través del ProNEAS, junto con la Universidad Nacional de Lanús, la gente de tecnología, e instituciones como los centros de jubilados, tenemos que ir construyendo esta actividad en la que la gente mayor que tiene ganas de hacer algo sepa qué puede hacer, y adónde, para quién y cómo puede hacerlo. Este es el desafío. Yo creo que cuando logremos esto, nos vamos a encontrar con una gran sorpresa. Para la gente que ya vivió las tres primeras etapas, su satisfacción no es tener algo más de lo que ya hizo: su gran satisfacción es poder hacer algo para el otro, para el que lo necesita. Imagínese cinco millones de tipos haciendo eso”.

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