Federico Piñeiro había entregado su proyecto de tesis y esperaba una respuesta cuando escuchó el anuncio de que se instauraba el aislamiento social y obligatorio en el país. Muchos fueron los interrogantes que se le cruzaron en ese momento, pero el principal fue cómo iría hasta la UNLa para defender su trabajo.

El misterio se develó el 25 de marzo pasado, cuando Federico pudo defender su tesis y obtener el título de Magister en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud. Pero, además, se había convertido en el primer estudiante de la universidad en recibirse de manera virtual.

“Es un momento de stress que uno se quiere sacar de encima. Presentar el proyecto virtualmente tuvo la particularidad de no poder estar en contacto con el otro ni de poder salir a festejar con mis amigos” comenta Federico, quien hoy continúa sus estudios de Doctorado en el Instituto de Salud Colectiva (ISCo) de la UNLa gracias a una beca cofinanciada del Conicet. 

¿En qué se basó tu trabajo de tesis?

Investigo temas de políticas farmacéuticas, en especial lo que tiene que ver con las patentes de los medicamentos y del proceso que se denomina evergreening, por medio del cual los laboratorios logran prolongar la caducidad de sus patentes a través de innovaciones incrementales o solicitudes de patentes secundarias. A partir de los años ‘80 los grandes laboratorios multinacionales a los que se conoce como “Big Farma” se reconvierten en un modelo de pseudo innovación, que se basa en el lanzamiento de los medicamentos Me too (yo también) que son muy similares o que no tienen beneficio clínico por sobre los anteriores. Entonces, por ejemplo, el mismo medicamento se puede patentar para varias indicaciones o pueden patentar pequeñas modificaciones del medicamento para extender el monopolio comercial.

¿Cómo afecta esto a la población?

La consecuencia es que no permite el ingreso de los genéricos en el mercado y como tienen el monopolio comercial pueden fijar el precio que quieran. Además, restringe la accesibilidad de los pacientes. La idea de la investigación es problematizar sobre los medicamentos que se están aprobando y si realmente tienen beneficios clínicos por sobre sus antecesores, además de ver el tema de los precios en el mercado.

¿Cómo ves el rol de la ciencia argentina en este contexto?

Creo que con la pandemia se está poniendo en relevancia la importancia que tienen los sistemas de salud públicos, y la inversión en investigación y desarrollo. Hoy hay una carrera para ver qué país descubre primero la vacuna y las principales potencias no están ahorrando recursos para invertir en ciencia y tecnología. Por eso es muy bueno cuando estas áreas están vinculadas a las necesidades del país. 

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