A 210 años de la Revolución en el Río de la Plata, los vaivenes de integración y desintegración en los que se encuentra nuestra región convierten en necesaria e imprescindible una revisión de aquel acontecimiento en el que los revolucionarios hablaban de “americanos” y no de “uruguayos”, “paraguayos” o “argentinos». 

Uno de estos líderes fue José Gervasio Artigas (Montevideo, 1764-1850), probablemente el más lúcido y completo de todos, como señala el historiador uruguayo Roberto Ares Pons en Uruguay. Provincia o Nación (1961): “En Artigas está el germen de todas las soluciones nacionales: independencia política y económica, federalismo, unión rioplatense, mercado regional, progreso armonizado con la tradición, democracia.”

Entre otras cuestiones, me interesa resaltar que, como han ya observado varios estudiosos del tema, su ubicación en la génesis histórica que lleva a la conformación del Estado Nación en Uruguay sigue resultando problemática. En una reunión del Grupo de Estudio e Investigación de Historia y Pensadores del CEIL “Manuel Ugarte”, el compañero Emmanuel Bonforti señalaba que con Artigas ocurre algo muy extraño: si bien es una figura imprescindible para el nacionalismo uruguayo, este no aparece en tres fechas “patrias” fundamentales: el 19 de abril, cuando se conmemora el desembarco de los 33 orientales de 1825; el 18 de julio, Jura de la Constitución Nacional, y el 25 de Agosto, declaración de la independencia, ambas fechas de 1830. En resumen, Artigas no estuvo presente en ninguno de estos tres acontecimientos y, paradójicamente, es reconocido como el principal prócer de los orientales.

¿A qué se debe esta paradoja? Su principal biógrafo, Washington Reyes Abadie, alude a las diferencias existentes entre la concepción de los hombres del patriciado montevideano y el de Buenos Aires que motorizaron la Revolución, y a la concepción de Artigas en relación a lo que entiende él por una Revolución. Tulio Halperin Donghi, un historiador que de ninguna manera podría ubicarse dentro de los historiadores del Campo Nacional (Revisionismo Histórico o Izquierda Nacional), en su buen libro Revolución y Guerra. Formación de una elite dirigente en la Argentina Criolla (1972), afirma que Gervasio Artigas, la Banda Oriental y el Litoral forman parte de un proceso que él titula como “la otra Revolución”. En otras palabras, hubo una Revolución que se desencadena en mayo de 1810 y en Buenos Aires, pero también hay otra Revolución que será la liderada por Artigas en la Campaña Oriental. Otro renombrado y posicionado historiador rioplatense, Juan Pivel Devoto, en su libro Historia de la República Oriental del Uruguay (1945), toma como punto de inicio de la Historia de la República al 18 de julio de 1830, y dice: “Fecha cuando fue solemnemente jurada la primera carta constitucional.”

¿Cuál es la operación que ha realizado con Artigas la historiografía académica en el Río de la Plata? ¿Qué sentido tiene recordar hoy al Protector de los Pueblos Libres si no es con sus ideas, proclamas y perspectivas?

En pocas palabras, Artigas no fue un líder de Patria Chica, tampoco fue un líder que buscó posicionar a su terruño para mejorar las condiciones de una prosperidad dependiente (Rivadavia, Urquiza, Mitre, Sarmiento), menos aún fue un republicano “de constituciones (letras muertas)”, sino que llevó a cabo con los suyos un sistema abierto de participación popular en asamblea: un pueblo oriental en armas sí, pero también con “letras vivas”, planteadas entre todos y todas y expresadas en proclamas y exigencias. En fin, varias cuestiones para olvidarlo, o peor, para que ciertos académicos lo recuerden como no se debe.   

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